Q u i n t a
S e c c i ó n
La Virtud, Te
(teh), es el exponente que más evidencia
el grado en que se
ha asimilado el Misterioso Tao.
Porque sin una
Virtud manifiesta, el Tao es mera utopía.
El aliento vital de
Tao es el Te.
Y sin esta
percepción, el Tao es intrascendente.
El preclaro Camino
de las Nobles Virtudes,
es la Senda que toda
Conciencia Despierta prosigue
en pos de la
expresión última del sentido medular de su existencia.
El Tao es como una
huella, quien sigue su rumbo no se pierde.
Pero cuando los
seres humanos fuerzan la naturaleza y se alejan de la huella,
la calamidad y el
desastre son la consecuencia.
El Tao es como una
regla,
pues con él se
pueden medir todos los actos humanos;
por eso cuando las
acciones pierden el Principio de la Virtud,
se derrumba la
integridad de la Conciencia elevada.
La Virtud, Te, es
el Poder más esclarecido, ya que por este Camino, Tao,
todas las personas
alcanzan la felicidad.
Porque la Virtud es
una facultad netamente humana que ensalza
el género de una
mente superior y un consciente más evolucionado;
entonces, por eso,
cuando la Virtud decae
el espíritu humano
se corrompe en el submundo de lo bestial.
En cambio, cuando
el Te mantiene su Tao,
es imposible que
decline la Virtud o la Nobleza del alma.
Pero todo caminante
debe saber que las normas de conducta no son Te,
sino apenas una
pobre fachada que disfraza lo que verdaderamente encierra.
Asimismo, tampoco
hay que confundirse con el otro extremo de la moral,
porque Te no
significa infringir y lesionar el sentimiento de los demás.
El Te es la Virtud
de quien no necesita atropellar a nadie para desarrollarse,
pero, al mismo
tiempo, es la Virtud de quien no se deja condicionar por nadie
en detrimento de su
propia centralidad.
Quien no reclama ni
alardea ni pretende ni se impone,
y sabe contentarse
con lo que le depara cada día,
ese es quien
expresa el más alto grado de virtuosidad o Te del Tao.
Cuando el Ser
Humano distancia el Tao de su corazón,
entonces todo lo
pierde en la ciénaga de la insatisfacción;
porque cuando el
ser humano aleja el Tao de su Conciencia,
todo se deteriora,
comenzando por el
sentimiento de vida, el cual se torna pesimista.
Porque la Virtud es
el contenido del Camino y a su vez,
es el valor que da
verdadero sentido al existir.
La Virtud (Te) es
el espejo de las leyes naturales de la vida,
por el cual todo
ser humano puede reflejar el Don del Cielo,
como símbolo de una
Conciencia superior.
La Virtud es el
Cuerpo de la Iluminación y el vehículo del Despertar.
Así, quien acepta y
se adapta sin resistencia a las leyes naturales de la vida,
y se armoniza con
sus principios universales,
sin luchar o
desesperar por interferir en el curso natural de los acontecimientos,
se dice que ha
logrado traducir y manifestar la Gran Virtud o Te de Tao.
Centralización,
Comprensión Indiscriminada,
Ecuanimidad Gozosa,
Concientización Subliminal y
Vinculación con lo
Esencial,
son los Cinco
Factores que conforman la Gran Virtud o Te de Tao.
Claro que esta Gran
Virtud no significa una actitud moralista,
sino, antes bien,
una cualidad alquímica del Ser.
Tres son los Tesoros
que nutren la más Noble Virtud
que enriquece
espiritualmente a todo caminante:
Adaptabilidad,
Moderación y Naturalidad.
La Adaptabilidad es
tomada del Agua,
la Moderación
balanceada es tomada del Yin Yang del T´ai Chi,
y la Naturalidad
proviene directamente del Tao.
Estos Tres Tesoros
o San Pao,
son conducentes a
un sentimientos elevado de profunda paz interior.
Adaptabilidad en
cuanto a la flexibilidad que desemboca
en la amplitud e
integralidad que promueve
el desenvolvimiento
del Potencial latente.
Moderación en
cuanto a la habilidad para detectar el término medio,
justo y preciso de
cada acto y emprendimiento.
Naturalidad en
cuanto a la autenticidad, espontaneidad y libertad,
que implica ser uno
mismo, fiel a la propia naturaleza.
Y el objetivo de
estos Tres Tesoros que entrañan una profunda paz interior,
apunta a disolverse
para integrarse con el Todo,
para así poder
vivenciar la Unidad en la Multiplicidad,
lo cual depende
principalmente
de la suma de los
Cinco Factores de la Gran Virtud de Tao;
es decir, depende
de una Aceptación Ecuánime de la Vida
con todos sus
matices, sin diferenciaciones,
sin grados ni
escalas de valores o niveles preferenciales.
Porque todo
Caminante de Tao que ha sabido guardar
los Tres Tesoros en
su corazón,
ya no lucha contra
nada ni contra nadie,
como tampoco
entabla guerra consigo mismo.
El ya no pelea con
su mente ni contra sus sentimientos,
ni tampoco pelea
con su cuerpo ni le interesa cambiar su forma o apariencia,
porque el está de
acuerdo con su energía y con su espíritu tal cual son.
Adaptabilidad,
Moderación y Naturalidad conducentes a la Gran Paz Interior,
representan el
sustrato de todas las virtudes,
que trascienden
toda pauta moral o código religioso.
Estos Tres Tesoros
son la Médula del pensamiento taoísta,
y poco se parecen a
los tres principios del confucianismo o taoísmo religioso
que responden a un
mandamiento social, como los tan conocidos principios:
Humildad, Bondad y
Rectitud, o Benevolencia, Obediencia y Santidad,
que tan sólo
señalan deberes sociales y religiosos.
Antes bien, los
Tres Tesoros Taoístas, no religiosos, sino prácticos,
enuncian
simplemente los valores esenciales
de la naturaleza
humana superior.
Y este Triple
Tesoro es la base de la filosofía taoísta sobre la que se inspira
el Feng Liu o
Espíritu Libre, también traducido como "Sentimiento Amoroso",
que representa el
movimiento incondicionado
que expresa el alma
que ha madurado su propia Esencia.
Esta es la
particularidad y cualidad del Nuevo Ser,
que ha de gestarse
a partir de la cultivación de la esencialidad.
La Virtud de quien
ha Despertado se ejercita en el desapego,
y en la
independencia de toda necesidad de vínculos sociales,
hasta el amanecer
de un nuevo estado interior que palpita
en interdependencia
con el Orden Inteligente de la Existencia.
A través de la
firme convicción nutrida en las leyes de la naturaleza,
y mediante una
plena confianza en la Sabiduría intrínseca del universo,
la Virtud del ser
humano de Conciencia evolucionada,
y en término de
dicha Conciencia expandida,
refleja nítidamente
en su comportamiento honorable las señales del Tao.
Así, el Tao se
evidencia en su autenticidad, en su transparencia,
pero sobre todo, es
un indicio que se pone de manifiesto
en la Verdad que se
encuentra más allá de las palabras,
la cual se plasma
únicamente a través de la "Total Entrega"
puesta al servicio
del Gran Camino.
Y en este sentido,
quien ha Despertado al Camino de caminos,
demuestra con su
propio ejemplo que la Virtud de Tao no tiene fisura alguna.
La conducta del ser
humano vulgar y ordinario
se rige por la
mediocridad, por la inercia,
la decadencia, el
menor esfuerzo del desgano, la indiferencia,
el egoísmo, la
envidia, los pensamientos chatos y la crítica malsana;
por el contrario,
el Ser Humano inspirado en el Despertar de la Conciencia,
actúa conforme a
las Nobles Virtudes que reflejan
la presencia del
más elevado Te de Tao;
De esta manera
actúa con gran sensibilidad,
respeto y humildad
ante la Naturaleza, y procede con delicadeza,
con sinceridad,
educación, bondad y sapiencia.
En el mundo de los
seres humanos
se propaga
constantemente una gran confusión,
por la que los
débiles pierden su propio centro una y otra vez,
mientras que el
sabio aprovecha dicho caos
para profundizar lo
esencial más y más.
Porque mientras que
el ser humano dormido se resigna
a la contagiosa
onda del descontento y la insatisfacción,
el sabio se nutre
de la dicha incomparable del crecimiento y de la elevación.
De hecho, la
persona que sea incapaz de proyectar la Virtud o Te
por falta de Camino
o Tao,
tampoco será capaz
de vivenciar el maravilloso estado de serena satisfacción,
que colma la vida
con un sentido esencial de
Plenitud y
Conciencia desbordante.
Uno de los enemigos
mortales de la Virtud es la insensibilidad,
la cual se macera
en la frívola superficialidad,
que se alimenta del
egocentrismo y la vanidad,
para esgrimir el
inescrupuloso desinterés por todo lo demás
que se encuentre
fuera de la propia persona.
En cambio, el gran
compañero estimulante de la Virtud,
es el acto
desinteresado y generoso.
Por lo tanto, toda
generosidad expresada hacia todos los seres,
como así también,
el comportamiento respetuoso y digno de confianza,
toda palabra
inspiradora y constructiva,
y la profunda
comprensión acerca del mal que aqueja a los seres humanos,
es propio de quien
ha Despertado a la Gran Virtud de Tao.
Es menester
comprender que el principal de estos males
no está afuera de
uno mismo, como tampoco lo está el máximo bien.
La obsesión es otro
de los enemigos más implacables
que destruye la
Conciencia del ser humano.
Y otro enemigo es
el egoísmo que mata la sensibilidad;
la envidia es otro
de los enemigos porque corrompe la felicidad;
y el descontento es
un enemigo que incentiva la depresión crónica.
Así, el deseo
desmedido arruina la tranquilidad,
por eso todo
caminante debe saberse defender de este enemigo.
Pero la ambición,
es el peor enemigo,
porque aniquila la
espiritualidad.
Justamente, por la
ambición muchos han muerto espiritualmente.
De esta manera, con
tantos enemigos del Ser Esencial,
es necesario
fortalecer al guerrero en la disciplina de la Meditación
que conduce al
autoconocimiento.
Porque si no se
conoce al enemigo, éste seguramente será el vencedor.
Así, el primer
enemigo es la ambición.
La mente no es el
problema, porque ella puede ser reorientada.
La materia no es el
problema, porque es el templo de la Esencia.
La religión no es
el problema,
porque puede ser el
puente hacia la verdadera naturaleza.
El Ser, tampoco es
el problema, y no hay que enfrentarlo con el no ser,
porque él mismo es
ambos a la vez.
El problema es la
obsesión.
Y cuando este
enemigo se impone todo se deteriora,
y entonces sí la
mente es un problema, la materia es un problema,
la religión es un
problema y el Ser también lo es;
pero no porque
verdaderamente lo sean.
Se trata sólo de la
obsesión que todo lo corrompe.
En este sentido,
sólo hay un camino para vencer a estos enemigos instalados
dentro de cada uno.
Así, la
sensibilidad es el mayor atributo de quien ha despertado,
la permeabilidad es
su mejor vestidura,
la centralidad
esencial es su espacio inafectado,
y la
incondicionalidad es su estado más elevado.
Porque quien ha
superado los límites de sus propias estructuras,
es aquel que verdaderamente
ha trascendido.
El camino de Tao,
es un medio hacia la Trascendencia
de las propia
trabas y condicionamientos.
Porque cuando no
hay un verdadero Camino, se carece de raíces.
El camino es un
rumbo hacia el crecimiento,
porque el verdadero
Camino desemboca en el Gran No Camino del Camino.
Pues el No Camino,
es el Retorno al Origen.
Regresar a la
Fuente primordial mediante el No Camino,
es el fin último de
la Existencia de Tao.
Emprender la marcha
espiritual por el No Camino,
es lo más significativo
en la vida de todo buscador y caminante,
porque a partir de
ello todo encaja ni más ni menos que en su respectivo lugar.
Sin embargo,
apreciar la magnitud del No Camino,
requiere de una
Conciencia Concienciada
amanecida en el
florecimiento del Gran Camino
por el que la
Conciencia se ha liberado de sí misma.
Esta es la Gran
Liberación.
Porque el Olvido
del Camino,
es el umbral de la
realización más profunda y elevada,
mientras que el
Olvido del Olvido,
es en sí mismo, la
Realización Suprema de Tao.
De esta manera,
sin este verdadero
retorno a lo natural,
que asemeja a la
inocencia del niño,
el Tao es una mera
cáscara de una fachada prefabricada.
Cuando el Feng Liu
desemboca en el Olvido del Olvido,
y se integra el
espíritu en un solo sentimiento, único,
en la Conciencia
Concienciada de esta vivencia trascendente,
se desentraña uno
de los misterios más guardados por la Existencia
que provoca la
Iniciación Tao.
Cinco son las
Revelaciones de Tao que culminan en dicha Iniciación.
Entrar en este
Misterio de misterios es la Ciencia del Hsuan Hsueh,
"la Enseñanza
Oscura",
la cual representa
la máxima expresión filosófica taoísta
que refleja la
Esencia insondable e inescrutable de Tao.
El Feng Liu o
movimiento incondicionado
que expresa el alma
que ha madurado su propia Esencia,
es la Vía para
retornar al Olvido del Olvido Original o Hsuan Hsueh.
Esta es la
"Píldora Dorada" para los taoístas alquimistas,
porque supone la
Realización humana más trascendente,
la Meta Suprema o
Te que señala el Tao.
La Sabiduría del No
Saber,
no tiene ninguna
correspondencia con la ignorancia,
ni tampoco tiene
alguna relación con el conocimiento.
La Sabiduría del No
Saber es justamente la Sapiencia Verdadera.
Cuando ya no hay
palabras para formular,
cuando el Silencio
es la Respuesta,
cuando el Vacío
colma y desborda de Plenitud,
y cuando la Quietud
se transforma en el Gran Movimiento de Tao,
es porque la
Conciencia expansiva se ha transformado en
existencia esencial,
la cual es la Unidad de todo cuanto existe.
La Iluminación
Taoísta amanece a partir de tres componentes:
la Mente ampliada,
los sentimientos extendidos y la Conciencia expandida.
Cuando estos tres
componentes constituyen una Unidad indivisible,
recién entonces se
trasciende a la cuarta esfera del Ser, conocida como:
Conciencia
Concienciada.
La Iluminación
Taoísta consiste en una
integración total y
absoluta con la Verdadera Naturaleza y
con el estadio
superior de la Esencia Interior Cultivada.
Lo que implica
previamente,
lograr una
armonización Bioenergética y Psíquica,
establecer un
reequilibrio de los Campos Magnéticos y sus Tres Tesoros,
que son: la
Esencia, el Aliento y el Espíritu,
los que justamente
tejen la nueva maya eléctrica y química
para la estructura
de un nuevo cuerpo mucho más sutilizado.
El Camino o Tao de
la Conciencia Expansiva
avanza siguiendo un
recorrido circular,
por lo tanto, quien
se descubre a sí mismo,
descubre la
Existencia entera.
Quien se
autoconoce, entonces conoce lo Esencial.
Porque la
Autorrevelación consciente es la verdadera Evolución.
Ya que la auténtica
transformación y transmutación,
se gesta en el
hondura de la Conciencia.
Sintonizar lo
Esencial,
conectarse con lo
Esencial,
identificarse con
lo Esencial,
fusionarse con lo
Esencial, es ser uno con la Armonía.
Y cuando este
estado de Armonía se acrecienta, la Conciencia se expande;
y así se vivencia
la Paz y la Plenitud incomparables.
Este es un círculo
virtuoso incesante.
El espacio donde
reside esta Gran Armonía,
que deriva del
contacto con lo Esencial,
se encuentra en la
profundidad del Ser Humano,
en su propio Centro
y Núcleo de Conciencia Despierta.
En este Centro y
Núcleo es donde justamente la Existencia infinita
palpita en todo su
despliegue, ilimitado e incondicionado,
y es en donde se
puede contemplar de manera directa,
la Verdadera
Naturaleza Primordial,
que no es otra que
la propia Iluminación que alumbra el alma.
De este modo, quien
puede mantener circulando esta Luz Interior,
y puede sostener el
sentimiento dilatado de la Conciencia expandida,
sin duda alguna,
puede sostener con dicha luminosidad al mundo entero.
Muchos esperan a lo
largo de la vida que el Tao les de alguna señal,
alguna pista o
algún indicio de su existencia.
Pero el Tao
permanentemente se anuncia por doquier de infinitas maneras,
y jamás ha dejado
de mostrarse.
La dificultad de
"Darse Cuenta" se establece cuando aun no se ha despertado
la adecuada
sensibilidad y captación.
Es lógico que si se
vive dormido, lo esencial pase de largo
y no pueda
saborearse la Existencia de Tao.
Un siglo es un
pestañar,
y mil años un
parpadeo.
Toda la eternidad
no es más que un día en la infinita Existencia de Tao,
incondicionada de
tiempo,
inafectada de
espacio,
emancipada de
leyes,
sin necesidad de
forma o estructura alguna,
indefinible,
inexplicable e inimaginable.
Así, no hay a dónde
llegar cuando se acepta que siempre se ha estado
en el núcleo de lo
Esencial.
Tao, Existencia y
Conciencia,
son sólo Uno.
Y esta Unidad es la
Esencia Trascendente de todo cuanto existe.
Y es la Esencial
Unidad Trascendente del Tao.
Y cuando son
separados comienza la decadencia,
mientras que,
cuando se unifican,
se reestablece el
Inteligente Orden Natural.
Este es el Principio
del Xing Ming,
cuando se trata al
Tao del ser humano como Existencia y Conciencia,
o como Destino y
Libre Albedrío.
De esta manera,
cuando aun no ha vibrado la primera Nota del Tao,
la indiferencia y
el desgano son las consecuencias del inadecuado proceder.
Pero cuando aun no
ha vibrado la última Nota de Tao,
la Salud y Larga
Vida son las consecuencias del adecuado proceder.
Porque la falta de
inspiración es como estar perdido en la propia casa,
y cuando la
inspiración detecta la magnificencia del Tao,
se enaltece la vida
en todos los órdenes.
Asimismo, cuando ya
ha vibrado la última Nota del Tao,
entonces no
importan ni la longevidad ni la inmortalidad,
sino, únicamente,
el momento presente vivido a Conciencia,
lo cual refleja la
madurada cultivación de la Esencia.
Así, no hay sitio
más seguro y verdadero en la vasta Existencia
que el ámbito de la
Conciencia Despierta.
Este es el Te de
Tao, por el cual, Lao Tse, compuso el Tao Te King.
Por lo tanto,
cuando se ha visto
Aquello Esencial que despunta tras el velo de toda forma,
ya no hay horizonte
al que quiera desplegarse el espíritu despierto.
Porque en el
Retorno a la propia Fuente de la Nada,
se encuentra el
Todo Completo de la Existencia Infinita de Tao.
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