~ INCURSIÓN INTRODUCTORIA ~
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VIVEXISTENCIA - Expuesta a través de un análisis singular acerca de “Vivir la Existencia”, basado en concepciones milenarias correspondientes a la sabiduría ancestral de nuestros antepasados, pero tamizado a través del filtro de esta nueva era de cambios abismales y convulsiones sin tregua.
... Comencemos con las comunicaciones.
INTRO de INTRO
Todos sabemos por experiencia propia que las células que componen el cuerpo del infante ya no se encuentran en el cuerpo de la persona adulta, pues, ellas murieron hace décadas. De hecho, el cuerpo del infante ha renovado todas sus células unas cinco veces o más incluso hasta llegar a la vejez, por lo que estamos hablando de distintas estructuras corpóreas completamente diferentes entre sí.
A ciencia cierta, tenemos que el cuerpito de un niño no es el mismo que el cuerpo que tendrá de adulto. Entonces, ¿dónde quedó aquel cuerpecito?, y, ¿de quién estamos hablando al referirnos a la masa corpórea de un adulto?
Más aún, los átomos del cuerpo que conformaban a la persona en su niñez, y ni hablar de los átomos correspondientes al momento de nacimiento, no son los mismos que conforman su cuerpo de adulto. Estamos hablando de otra estructura atómica completamente distinta.
Ni siquiera la mente ni los pensamientos ni los sentimientos ni las emociones son los mismos, y, si ahondamos un poco más profundamente, descubriremos que la energía, la vitalidad, el chi (qi), no es el mismo que alguna vez fue, es otro, la energía es otra, el esqueleto es otro, todo es otro.
Por lo tanto, entonces, si no se trata de la misma entidad, ¿en dónde está el hilo conductor que define la continuidad de la misma identidad?
Pues, en la conciencia. El hilo conductor se encuentra en la conciencia.
En este sentido, entramos en el campo psíquico, que no sólo atañe a la individualidad del microcosmos, sino, a la unidad macrocósmica de lo que somos en esencia.
Ahora bien, así como la conciencia se mantiene a lo largo de una vida corpórea que muta constantemente, de igual manera perpetúa su identidad a lo largo de infinitas vidas, mediante las cuales el alma va aprendiendo de infinitas experiencias.
Ahora bien, el Ser que ocupa un hábitat transitorio al que llamamos organismo, se encuentra en el lapso de individuación ilusoria que se estrecha justo en medio entre los márgenes infinitos de la eternidad.
Y, precisamente, la prueba de que la conciencia se mantiene más allá de la forma, más allá del tiempo y del espacio, por la cual se pone en evidencia que no le afecta ni le condiciona el vehículo, estriba en el hecho de que se trata de la misma identificación que se mantiene a lo largo de las mutaciones de un cuerpo que va siendo completamente distinto a lo largo de las décadas.
Por lo tanto, se puede apreciar el valor que tiene la conciencia y la importancia de vivir más íntimamente conectado con ella.
Así iniciamos este periplo de vivir la existencia.
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