martes, 7 de abril de 2020

Shaolin Chuan - Kungfu -2

por Aon:

A continuación, avancemos un poco más en el esoterismo del Arte Marcial genuino desarrollado a partir de premisas esenciales.

ESOTERISMO INICIÁTICO
DEL ARTE MARCIAL CHINO

Ahondar en el espíritu esotérico e iniciático de las antiguas artes marciales de oriente, requiere de una minuciosa limpieza conceptual, y de un prolijo ordenamiento del esquema ancestral para una recuperación del sentido substancial conferido desde la antigüedad.  Lo cual representa desde ya, una empresa sobremanera ardua para los tiempos modernos en que vivimos, sobre todo considerando la nefasta distorsión que hoy le caracteriza al susodicho espíritu esotérico, distorsión que se ha iniciado no ahora sino hace algunas décadas atrás estableciendo un velo de pobreza interior que relega los valores iniciáticos de la antigüedad.

Para entender la importancia iniciática del Arte Marcial genuino y su espíritu esotérico original, hay que comprender primordialmente los valores esenciales encubiertos tras las envolturas aparentes y más superficiales, por no decir falsas, que se le han ido adhiriendo de forma impuesta.
Algunas de estas envolturas tan artificialmente decoradas, han sido comentadas en los párrafos anteriores, las que se refieren al acto decadente de veneración de imágenes o estatuas en los Templos o a la misma explotación comercial cinematográfica, que han desvirtuado el auténtico sentido esencial del Arte Marcial difundido por nuestros ancestros.Muchos han confundido que ser actor de cine de artes marciales equipara a ser un maestro consumado de los valores iniciáticos del Arte Marcial, y no hay nada más equivocado que esto en el campo de los métodos ancestrales.
En el pasado, el Sendero Iniciático del Arte Marcial se encontraba rebosante de principios esotéricos que todo practicante debía asimilar en el transcurso de su progreso por la habilidad psicofísica para el desarrollo de ciertas facultades o dones internos.
Por aquellos entonces tanto una filosofía elevada de vida como el conocimiento de las verdades universales complementaban el estudio práctico del Arte Marcial, aprendizaje que incluye la absorción shamánica de los poderes de la naturaleza y de los animales, entendido como una técnica de multiplicación de la fuerza humana.Razón por la cual los artistas marciales de entonces se destacaron como seres humanos de dotes superiores capaces de armonizar el cielo y la tierra dentro suyo.
Esta misma integralidad de estudio paralelo en cuanto a una preparación física e intelectual, teórica y práctica de los valores esenciales del esoterismo marcial, determinó una amplitud mental y una condición extraordinaria que todo practicante llegaba a desarrollar.

Pero en la actualidad, este desafío de crecimiento multifacético declinó y decayó en la mera adoración de estatuas e imágenes religiosas o en una vacía voracidad competitiva fundamentada en la pobre imitación pugilística proyectada en las películas de cine.
Hay un sinnúmero de establecimientos por todo el mundo de artes marciales que se han vuelto simulacros de las orientales por lo que han perdido todo contenido, ya que sólo sostienen como referencias principios puramente materialistas, es decir, el sólo interés de alcanzar un cuerpo esbelto, sentirse apto para pelear, o simplemente canalizar la agresividad fomentada culturalmente.
Afortunadamente, aunque en menor proporción, aún siguen vigentes también, distintos centros de entrenamiento donde se imparte el milenario conocimiento integral y esencial del Arte Marcial genuino por el que se resguarda su espíritu original esotérico e iniciático. A partir de esta asimilación se busca la plenitud del ser humano en todos los órdenes empezando por sí mismo, en cuanto a estrechar su vínculo con las leyes de la naturaleza, comprenderlas y aplicarlas en el sentido de mejorar la calidad de vida espiritual.

En el 2003 me he vinculado con dos maestros chinos del esotérico marcial, que aunque no se conocen entre ellos y no comparten los mismos estilos me han demostrado cuan pobre se encuentra el entendimiento occidental sobre las Artes Marciales ancestrales y su trascendencia transformadora.
Hay que ubicarse por un momento en la piel de los Monjes Shaolín o en la de las mujeres u hombres eremitas practicantes de las artes esotéricas de Wu Tang, para entender los móviles que impulsaron al Arte Marcial genuino. Entonces fácilmente se comprenderá que estos seres humanos de excelentes capacidades no sólo se entrenaban para luchar u orar, que aunque bien lo hacían, su preparación integral traspasaba estas fronteras elementales para profundizar el vasto horizonte del psiquismo y la espiritualidad, fundamentado en un incuestionable e inquebrantable sistema de valores éticos para el comportamiento altruista.
Si el practicante del Arte Marcial no acepta la cuna de templos y monasterios religiosos que abrigaron al espíritu tradicional, o desconoce su verdadera fuente o raíces señaladas en los clásicos filosóficos, y no llega a alcanzar la comprensión del espíritu esencial al que apuntaron los maestros fundadores de esta disciplina, difícilmente el estudiante pueda evitar quedar enredado y atrapado en los intrincados laberintos de la distorsión, los cuales asemejan a ciénagas que asfixian la verdadera naturaleza interior de los buscadores de auténtica realización.
Ahora bien, quienes están interesados sólo en la pobre vivencia trivial de lo light (liviano), y ejecutivo o swift (rápido), será suficiente con dejarse salpicar con las influencias decadentes de la New Age. Pero si el buscador está encaminado hacia la auténtica realización de su propio potencial latente, invariablemente deberá ahondar la metódica, ordenada, profunda y abarcadora disciplina milenaria que han organizado los maestros pioneros y vanguardistas en este Camino. Claro que hay de todo para todos, y así están los que buscan sólo pasar el rato y los que realmente están interesados en asimilar un camino de vida. Por eso, al fin de cuentas, todas las líneas de Arte Marcial tienen un motivo de ser para que todo practicante se identifique con una en particular de acuerdo a su inclinación y evolución.

Tanto los Monjes Shaolín como los practicantes de Wu Tang (por mencionar dos de las cientos de escuelas auténticas del pasado), se entrenaban tanto en los métodos externos como en los internos, y por esto no sólo desarrollaron la habilidad física, sino que además despertaron la gran capacidad inherente con respecto a la energía, a la mente, al espíritu y a la expansión de la conciencia.
De esta manera, queda demostrado en muchos de los tratados y clásicos antiguos, que el Sistema del Wu Shu primitivo como verdadera disciplina integra tanto la práctica del Kung Fu (duro, suave, rápido y lento) condensado en innumerables estilos (Shaolín, Wu Tang), como la práctica del Ch´i Kung (físico, psíquico, energético y marcial), y que además, incluye tanto la práctica de la Meditación (contemplativa, dirigida, dinámica y silenciosa), como la filosofía (cotidiana y metafísica).
Sin la correcta disciplina abarcadora y la vivencia de esta estrecha relación integral multipráctica, el estudiante por más que haya avanzado por numerosas técnicas apenas podrá alcanzar una mera experiencia parcial del verdadero Arte Marcial, lo cual tan sólo podrá aplicar para desarrollar un insignificante aspecto del vasto panorama señalado por los maestros que nos precedieron.
Hoy en día, muchas de las escuelas dirigidas por fantoches improvisados en los escenarios del picoteo estéril, infectados por el consumismo inmediato de ¨hágalo ya mismo y como sea¨, buscan la manera más cómoda y de menor esfuerzo para abordar el genuino Arte Marcial, creyendo que con algunas pocas clases podrá absorberse el espíritu esencial que guarda en sus entrañas.
Esta es una de las razones por la que se ha optado por simplificar y reducir el arte y las formas tradicionales en una suerte de preparación para el combate o mera gimnasia oriental carente de la adecuada preparación física, energética, mental y espiritual.

No obstante, para nutrirse de lo más preciado que estimaron los maestros del pasado, será imperioso transitar los numerosos recorridos que atañen al mismo Sendero de autorrealización práctica con el fin de transformar de verdad los tres Tesoros: el Ching, el Ch´i y el Shen.
Por ejemplo, habrá que asimilar las formas artísticas suaves y duras, veloces y lentas, con manos vacías o con elementos (Espada, Sable, Palo o Lanza y doble elemento), habrá que asimilar las técnicas de relajación, de energetización, de centralización mental y apaciguamiento emocional, asimilar las técnicas para el desarrollo del tono adecuado, los reflejos y la sincronización, los métodos conducentes al efecto evidente de la depuración, canalización y transmutación alquímica, y habrá que asimilar por supuesto también, la adecuada conducta (o decoro) y el espíritu primordial que caracterizan la nobleza y virtuosidad del artista marcial; de este modo podrá realizarse el más elevado estado esencial del Wu Shu ancestral.

Algunas de las materias concernientes al Wu Shu son:
El Chang Chuan y Nan Chuan (Kung Fu norteño y sureño), el Shaolín Chuan (Kung Fu del templo), el T´ai Chi Chuan (5 Familias: Chen, Yang, Wu, Suen, Wuyang), el Ch´i Kung (5 Escuelas: taoísmo, confucianismo, budismo, médico y marcial), el Nei Kung (desarrollo interior) y el Tao Ch´i, el Pa Kua Chang, el Hsing I Chuan, y el esotérico Pa Chi Chuan (Estilo Secreto), entre otros.
Porque sólo mediante una Metodología Pedagógica Integral, basada en un Programa multifacético, el practicante podrá alcanzar su propia autorrealización en el campo del Arte Marcial ancestral.
Claro que existen innumerables estilos más, también importantes, entre los cuales se destacan: El Tang Lang Chuan (Mantis o Mamboretá), el Pi Kua Chuan, el Mi Tzong Chuan, el Chin Na, el Hung Gar, el Wing Tsun, el Chi Sao, el Choy Li Fut, el Lohan, el Tao Yin, el Chuan Fa, y el Kuan Yu, entre otros.

Por supuesto que un Programa Integral no significa que deba comprender todos los estilos conocidos ya que sería prácticamente imposible, sino, antes bien, debe reunir las especialidades más extraordinarias que constituyen el trasfondo del Arte Marcial genuino en todas sus variantes, por lo que no debe caerse en la limitación de estudiar un solo y único aspecto por interesante que éste fuera.
En otras palabras, para asimilar una vivencia integral deben abordarse necesariemente las prácticas relativas a los tres niveles de aprendizaje (terrestre, humano y celeste) y no conformarse con las prácticas que tocan un solo nivel.

Este es el verdadero peligro en cuanto a que aunque se practique durante décadas, si no se cuenta con una vivencia integral poco es lo que se asimilará del vasto potencial inherente en la disciplina ancestral;por ejemplo, practicar el arte marcial sin conocer las formas Larga de Ch´i Kung Wuxinggong o la Meditación específica para un artista marcial, o practicar el arte marcial sin llegar a conocer los fundamentos teóricos y filosóficos correspondientes, es incursionar por uno de los caminos más maravillosos sin nutrirse de los valores atesorados por cientos de generaciones.

En cuanto a la materia filosófica que sostiene la práctica del Shaolín Chuan, particularmente las 18 manos Lohan (Qigong LoHan) y el Wei Tu Budista (Qigong We To), será necesario leer el Cuadernillo: “Amithabha” donde se expone principalmente la filosofía del Prajná Paramitá Hridraya Sutra, y, en cuanto a las prácticas concernientes al Templo de Wu Tang, será necesario leer el Cuadernillo: “Tao Te – Por el Camino de la Virtud” donde se expone el Taoísmo Místico. En cuanto a las materias prácticas de Meditación (Chan´na), Energía Interior (Ch´i Kung o Nei Kung), y Alquimia del Emperador Amarillo (Tao Ch´i del Huang Ti Nei Ching), podrá solicitarse los Cuadernillos correspondientes distribuidos por la Fundación Centro del Tao y por las Delegaciones Adheridas. No obstante, para comprender en profundidad estas materias y lo que se desarrolla en tales cuadernillos ayudará sobremanera complementar con todo el material disponible en el mercado, sobre todo en cuanto a las traducciones de los clásicos.

Hay practicantes que se acercan y me confiesan que todo esto es demasiado para lo que esperaban de un arte marcial. Entonces les digo que practiquen y estudien el Arte hasta donde puedan, porque es cierto que en esta época los seres humanos cada vez tienen más compromisos y menos tiempo libre. Pero no puedo limitar el caudal que hemos heredado del pasado debido a esta locura colectiva.  Por eso, que cada uno haga lo que pueda, pero yo me debo a aquellos practicantes que son capaces de internarse en una Escuela durante años para absober la médula del Arte Marcial genuino, y respondo a esos otros practicantes que se han abierto paso como verdaderos guerreros para hacerse de su propio tiempo y espacio para profundizar toda la filosofía implícita en el Arte Marcial del Tigre y el Dragón Alquímico.
Así que reconozco que no para todo el mundo están dirigidos mis libros, sino para aquellos que están dispuestos a dar un paso más allá de lo superficial.

Diciéndolo de manera más suave, para una práctica completa de la Disciplina del Arte Marcial auténtico, deberán abordarse tanto los métodos de ejercitación y preparación básica, como las formas artísticas con manos vacías y con elementos (armas), simples y compuestas, los modos avanzados para el entrenamiento en pareja, los métodos superiores para el desarrollo energético y psíquico, y las prácticas pasivas para la centralización de la conciencia, como así también, a modo de complemento, también se deberá estudiar la filosofía correspondiente según la enseñanza de los maestros precursores del estilo escogido como sendero para el auto Conocimiento y Realización del propio Potencial latente.

Según el Esquema Esotérico de la Ciencia Energética dentro del Arte Marcial genuino, se cuentan con tres etapas de desarrollo a fin de plasmar el objetivo, estas etapas son:


TRES ETAPAS DE REALIZACIÓN:

1º Memorización - Ordenamiento de la secuencia progresiva de cada técnica.
2º Estilo - Mejoramiento postural y del movimiento para perfeccionar las acciones.
3º Espíritu - Maduración y Maestría de los logros alcanzados.

Estas tres etapas no sólo son consideradas a la hora de plantear el trayecto del aprendizaje, sino que además son tenidas en cuenta en los exámenes, ya que lo primero que se evalúa para la calificación de cada practicante es la memoria, es decir, la facultad para recordar las distintas secuencias de las formas y de los métodos aprendidos, lo cual señala el grado de atención y agudeza mental.
En segundo término, una vez memorizadas las formas, se observa el estilo asimilado, es decir la técnica, en cuanto a la firmeza de las posturas, circularidad, fluidez y gracia, y el domino de la Fuerza Relajada que otorga potencia y comprensión práctica de los secretos del arte marcial.
Y en tercer lugar, se tiene en cuenta el espíritu, lo cual significa mimetizarse con los Poderes de la naturaleza y de los animales para expresarlos de manera práctica, como el don más apreciado entre los artistas marciales. En este sentido se destaca el temple y la energía madurada.

Claro que comprender el misterio del arte marcial auténtico estriba en el entendimiento vivencial y puesta en práctica de los puntos que se enumeran a continuación, los que son considerados grandes secretos dentro de los templos, monasterios o familias (clanes) que difundieron el conocimiento de esta enseñanza esotérica e iniciática.

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