ENCUESTA 5

Encuesta Nº 5


¿QUÉ DISTINGUE AL SER HUMANO DE LAS
INFINITAS ESPECIES QUE HABITAN
EL PLANETA?


  El Amor
  La Inteligencia
  El Espíritu
  El ADN
  La Conciencia
 No hay diferencias


Bueno, en este caso quizás se apliquen las seis respuestas a la pregunta de la presente encuesta.  Todo depende del ángulo que se lo observe.
Si este tema se trata desde la perspectiva de la esencia de todas las cosas y de lo esencial de los seres, el taoísmo dirá que no hay diferencias.  Porque en este sentido, todo, absolutamente todo es parte del Tao de la misma manera y en la misma proporción. 
Según Chuang Tse “el Tao está en todo”, está en el ser humano, en un animal, en una planta y en una piedra.
Pero, digamos, ¿existe alguna diferencia entre ellos?

En cuanto a la forma no cabe ninguna duda que existen diferencias y distinciones.  A simple vista se ve que la piedra es lo que es y se diferencia de una planta y de los animales, del mismo modo que el ser humano se diferencia del sol.  Pero acaso, ¿no provenimos todos de la misma fuente solar donde se maceran los diferentes átomos?  Entonces más allá de las diferencias superficiales que puedan verificarse, el hecho es que todos tenemos algo en común.  Y eso en común que tenemos es indiscutible tanto por los científicos como por los religiosos, pues ambos consideran que todas las especies tenemos un origen en común.  No importa si la creencia es evolucionista o creacionista, porque en ambas se considera que todas las especies tienen el mismo origen en común, ya sea por obra de Dios o por la selección del más apto.
La ciencia hace tiempo ha llegado a la conclusión de este origen en común a igual que hace milenios lo viene pregonando la religión.  Ahora se sabe perfectamente que la fuente atómica es exactamente la misma para todos los seres y “cosas” de este universo.  Y en cuanto al ADN, bueno aquí se presentan algunas mínimas e insignificantes diferencias, pero no es suficientemente grande la variación del ADN que se ha constatado entre un insecto y el ser humano como para decir que somos tan diferentes.  Por ejemplo entre los chimpancés y los seres humanos existe un 1, 2 o 3 % de diferencias, es decir que entre el 99 y el 97 % de nuestro ADN son idénticos.

En cuanto a la Inteligencia, el ser humano presupone que es el más inteligente de la existencia.  Pero esto no tiene ningún fundamento real, es sólo una mera suposición.  Generalmente se cree que por haber alcanzado este nivel tecnológico nos ubica en la cumbre de la inteligencia, pero de hecho, nadie puede negar la inteligencia de los átomos y de las células.  Y por supuesto que si una célula de piel o de hueso no tuviera la inteligencia para desenvolverse conforme a lo que son, toda lo magnánimo atribuido al ser humano no sería más que una masa amorfa y caótica carente de posibilidad, es más, el ser humano no existiría.
Y qué sucedería si dentro de un millón de años los únicos sobrevivientes del planeta fueran las cucarachas, ¿quién habría sido más inteligente desde el punto de vista de la vida?
Si por inteligencia tomamos el hábitat, el hornero también construye su casa a igual que las abejas.  Si hablamos de la locomoción, es verdad que hemos creado aviones y barcos, pero nada puede envidiarnos el ave o la ballena que traen su medio de locomoción incorporado.  Claro que hemos sido capaces de crear muchas cosas, pero ante un terremoto o un sunami todos los animales se ponen a resguardo anticipadamente mientras que nosotros con toda la tecnología somos incapaces ponernos a salvo.
Y personalmente creo que si no fuera por la intervención de los seres humanos la naturaleza se encontraría mucho más sana.
Habría mucho más para extenderse sobre la inteligencia pero lo dejo para un próximo libro que podrá bajarse gratuitamente desde la web, porque de lo contrario nos alejaríamos del tema en cuestión.

Siguiendo con el planteo, en cuanto al espíritu, tampoco hay grandes diferencias, y las hay si se quiere.
Pero, ¿de qué estamos hablando?  Este sería el punto en cuestión.  El átomo tiene espíritu, y seguramente el espíritu que el ser humano se atribuye no es más que el espíritu de los átomos.  ¿Quién puede determinarlo?
Los taoístas hablan de este espíritu único que nos aúna y de esta gran alma que a todos nos da existencia fuera de ella, pero para reunificarnos de nuevo con ella esencialmente al completar esta excursión por la materia.  La Teosofía y las distintas ramas que han surgido de ella hablan de la mónada que es esa vibración atómica de la Conciencia, o el Nous para los griegos que es esa inteligencia existencial o ser que se extiende por todo el universo.  El átomo es espíritu y el Quarks que hace al átomo es la sustancia del espíritu.  Así que, ¿cómo vamos hablar de diferencias o distinciones?

En cuanto al Amor podemos llegar a precisar una cierta diferencia entre los seres vivos, y un detalle muy particular en cuanto a los seres humanos.  Claro que al hablar de amor también tendremos que hablar de odio, y en este sentido es bien sabido que un animal cuando mata es por alimento y para sobrevivir, mientras que el ser humano lo ha venido haciendo por odio a causa de su egoísmo, por fanatismo e ignorancia, e incluso, por placer.  Sí, el ser humano es capaz de matar por placer enfermizo, aunque cueste mucho entender y aceptar esto.
Aquí nos encontramos con la primera diferencia notable y concreta entre los seres humanos y los animales, por lo que se puede definir quiénes son las bestias en realidad.
En cuanto al amor hay muchos puntos de encuentro entre los animales y los seres humanos, por ejemplo se ha visto a muchas hembras amamantar a recién nacidos de otras especies, como ser perras a gatitos, gatas a conejitos, leonas a chanchitos;  y qué decir cuando un animal defiende a su cría.  He visto a un gorrión atacar a un gato que intentaba cazar a los pichones.  ¿Y el acto de esos animales que se dejan morir cuando mueren sus dueños?  Se ha publicado en los diarios el caso de un perro que durante varios meses estuvo en la escalinata del hospital donde había fallecido su dueño.  Y la historia humana está repleta de sucesos como éste.
Claro que para captar y comprender el amor de los animales hay que haberse relacionado profundamente con ellos.  Nadie que no haya sostenido una relación así podrá entender alguna vez el amor de los animales.
Incluso se puede experimentar el amor de las plantas, no sólo expresar amor hacia las plantas sino además vivenciar el amor de ellas, el amor de un árbol.  Sí, ellos expresan una de las formas más pura de amor;  claro que están aquellas personas cientificistas que dirán que eso no es amor.  Pero aquí entraremos en una discusión por la que tenemos que determinar que no están dadas las condiciones para asegurar que existen diferencias entre el amor humano y el amor de todos los seres.  Esto no puede establecerse porque no hay coincidencias de criterios, por lo tanto, no es clara la diferencia.
No obstante, a partir del amor (que es lo que está en cuestión), y no del odio que es incuestionable como la gran diferencia que destaca a los seres humanos de las demás especies, podemos decir que a través del sentimiento amoroso y de la conciencia se puede llegar a una cualidad que es única en los seres humanos y que no se presenta en ningún otro ser de la existencia.
Esta cualidad es la capacidad de percibir, sentir y ver a todos los seres como a uno mismo.  Es decir, no ver al otro separado de uno mismo, sino ver que el otro, con todas sus características particulares, es uno mismo.  Ni más ni menos.  Y no sólo me refiero al prójimo, sino también a los animales, a las plantas y hasta las piedras, por lo que al relacionarnos con ellos se pueda percibirlos, sentirlos y verlos no como distinto de lo que cada uno esencialmente es en sí mismo.
Comprender que la persona que tenemos enfrente o el perrito o la planta, es semejante a uno mismo... es uno mismo y no otro, porque en esencia es exactamente lo mismo que uno, y es un ser, un espíritu y un alma como uno mismo lo es, y siente como uno, y palpita y vibra como uno, es algo que sólo el ser humano es capaz de hacer.
Esta es la gran diferencia verdadera que existe entre los seres humanos y las distintas especies:  la de poder abandonar esa costra egoica separadora que justamente es la causa del individualismo egoísta que impide la realización de la esencia.

De este modo llegamos a dos diferencias muy notables que distingue al ser humano de las otras especies.  Resumiendo digamos que estas diferencias son: el odio que lo distingue como bestia entre los animales y la capacidad de percibir, sentir y ver a todos los seres como a su propio ser, lo cual distingue una naturaleza divina.

Queda abierto el tema.
Si desea puede enviarme unas líneas al respecto y las agregaré a esta respuesta.
                        AON

2 comentarios:

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