C u a r t a
S e c c i ó n
El Silencio de Tao
es más profundo que el mismísimo silencio.
Esto es parte de su
gran Misterio Divino insondable,
y es la clave
indescifrable que mueve a la Existencia.
Cuando se acalla el
último pensamiento
y la mente entra en
el gran Silencio,
también se
silencian los sentimientos
y el corazón se
funde con el Vacío;
entonces, cuando el
cuerpo se vacía,
se alcanza la
absoluta Quietud.
Estos son los tres
poderes del Tao en el Ser Humano.
Porque en la Nada
que representa el Silencio, el Vacío y la Quietud,
se procesa el
Estado de Conciencia expansiva por el cual el espíritu
recupera su
Verdadera Naturaleza que es Esencial, Subliminal y Trascendente.
Esta es la
dimensión alquímica de la Perfecta Meditación.
En esta dimensión
metafísica que se proyecta desde lo físico,
ya no hay más
preguntas ni respuestas,
y en este estado ya
no existe el dolor ni la felicidad,
porque en este
espacio ya no hay fracasos ni éxitos,
no hay expectativas
ni metas cumplidas,
no hay sabiduría ni
ignorancia.
En esta dimensión
alquímica de la Perfecta Meditación,
no hay camino ni
liberación, porque no hay sueños ni despertar,
ni elevación ni
decadencia, ni autoconocimiento o autorrealización,
no hay futuro ni
pasado, ni antes ni después.
Los taoístas le
llaman el Estado de la Serenidad Completa: Wu Ta Ting,
donde se manifiesta
y se extiende la Conciencia Original: Yuan Chueh.
Los Budistas lo
conocen a través del Sutra del Corazón:
el Maha Prajñá
Paramitá Hridaya Sutra.
Sólo el Ser y su
Conciencia.
Solo con la
Existencia y en compañía del Tao,
inmerso en el
ámbito de lo indefinible,
pero palpitando la
Metafísica tangencial
que sostiene el
Misterio de la Vida
y da espacio al
Inteligente Orden Universal.
La Esencia de toda
Manifestación
se evidencia en
este Estadio de la Nada
que expresa un
concierto de Silencio, Vacío y Quietud,
que atraviesan
todos los ciclos del movimiento existencial.
Y en esta
inmensidad del Orden Inteligente,
la Conciencia
Concienciada del Alma Despierta e Iluminada
se funde ineludiblemente
en la fuente vacua de la Mente Universal.
Porque cuando se
alcanza semejante introspección,
en tan encumbrada
ascensión centrada en la profundidad esencial del Ser,
resuena la colosal
Vida en toda su imponencia
que anuncia lo
insondable e indescriptible del Poder
que nos trae y nos
lleva sin que sepamos hacia dónde,
y que nos guía y
nos revela sin quedar expuesto jamás.
Esta es la
Existencia y éste es el Tao.
Son las leyes que
rigen la Vida Universal,
que se engendran
sin anuncios o clamores
y sin dar lugar a
ningún tipo de reclamo.
Porque las Leyes de
Tao, a nada ni a nadie deben rendirle cuenta
de su
correspondiente naturaleza y de lo que esencialmente Es.
El Tao está aquí y
en todas partes, justo en el lugar que cada uno ocupa,
se encuentra ahora
y siempre, conjugado en todos los tiempos,
y no obstante
parece desapercibido.
No se lo puede
precisar ni definir con total claridad.
Sin embargo,
está.Profundamente está.
De este modo,
cuanto más se le pregunta, menos responde,
pero cuando no se
le plantea ningún interrogante,
ofrece todas las
respuestas.
Cuanto más se
intenta atraerlo, más se aleja,
pero cuanto más se
lo rechaza, más se acerca.
Y aunque parezca
que todo esto son condiciones inherentes al Tao,
producto de la
falsa percepción,
la realidad es que
se trata tan sólo de la proyección dual del razonamiento.
Por lo tanto, no es
otra cosa que el relativo mecanismo psicológico
de los seres
humanos. El Tao no es así, pero parece así.
Por eso se dice
refiriéndose a un plano burdo o aspecto sombrío de Tao,
que lo que es de
los seres humanos no es del Tao,
y lo que es de la
Conciencia,
eso sí corresponde
a Tao, es decir, a su aspecto luminoso.
De este modo,
desprenderse de todo concepto,
desechar toda idea,
disolver toda pretensión,
alejarse de toda
racionalidad acerca del Tao,
y evitar cualquier
especulación
para mantener el
Silencio, el Vacío y la Quietud o Wei Wu Wei,
es el modo en que
el Sabio que ha Iluminado su Conciencia
se funde y se hace
Uno con el Tao.
Porque una vez que
se ha trascendido los límites de los sentidos normales,
una vez que se ha
superado los condicionamientos de la razón superficial,
una vez resuelto el
apego ambicioso que todo lo quiere manipular,
es posible captar
claramente la Naturaleza escurridiza de Tao.
Reconocer que todo
procede del Tao,
y que el Tao se
evidencia expresado en el todo,
y que aun así,
permanece oculto, intangible, indefinible,
silencioso, vacío y
quieto,
es la mayor
captación que puede apreciar el sabio taoísta.
Contemplar el Tao
aun sin verlo,
oír el Tao aun sin
escucharlo,
sentir el Tao aun
sin precisarlo,
es la experiencia
superior del Iluminado.
Porque a no ser por
esta vivencia tan particular,
todo caminante y
buscador se encontrará aislado y
perdido en la incertidumbre
que genera esta Existencia extraña
por ser
esencialmente inescrutable.
Hay quienes quieren
saber a cualquier precio qué es el Tao,
y resulta muy duro
darse cuenta de nunca se sabrá con exactitud.
Este es el costo
que debe afrontarse al verse cara a cara con la Verdad.
Hay quienes quieren
ser atendidos personalmente por el Tao,
y hacen ofrendas y
sacrificios para ganarse tal merecimiento,
y es duro también
darse cuenta que esto nunca sucederá.
La vida transcurre
fugazmente,
y en esa brevedad
es duro reconocer,
que aunque se
insista de todas las maneras posibles,
el Tao seguirá
siendo un Misterio.
Por eso, no luchar
contra las circunstancias
y aceptar
naturalmente lo que es de la Vida,
reconociendo la
Naturaleza y la Existencia tal cual es,
constituye uno de
los modos de Realizar el Tao.
No ofrecer
resistencias ante los acontecimientos naturales
y adecuarse
pasivamente a los diferentes ciclos del devenir,
conforma una de las
maneras de ser Uno con el Tao.
Porque al luchar u
ofrecer resistencia o querer manipular
mediante falsas
creencias,
se establece una
tensión interna
que resta espacio a
la profunda vivencia del Tao Real.
Pues, cuando se
vive con demasiada tensión
debido al esfuerzo
inútil de pretender que la vida sea de otra manera,
resulta un desgaste
y deterioro que merma la Conciencia elevada de Tao.
Aflojarse,
serenarse, ceder y entregarse de modo natural, sin esfuerzo alguno,
es el modo más
directo para recuperar el Tao en toda su dimensión.
Porque cuando la
actitud humana se inspira en la naturalidad,
el Tao brilla
radiante y se muestra
en la plenitud del
Ser y en la Conciencia expandida.
Saber adaptarse al
Misterio insondable de Tao
es la Realización
Suprema de toda Alma.
Cuando las palabras
superan al Silencio,
es porque se ha
extraviado la profunda noción de Tao.
Entonces se habla
más de lo que se calla,
y así es cómo se
extingue todo vestigio de Sabiduría.
En este sentido,
algunos creen entender la Senda taoísta a la perfección,
pero son incapaces
de aplicar este primer principio.
Cuando el
movimiento constante ahoga la Quietud,
es porque aun no ha
madurado el Tao en su corazón.
Entonces la
inquietud deshace toda posible quietud,
y es así cómo se
disuelve la vivencia de la Paz Interior.
En este otro
sentido, algunos se jactan de entender la filosofía taoísta,
pero son incapaces
de aplicar este segundo principio.
Cuando el
atiborrase de cosas no deja espacio al Vacío,
el Tao desaparece
de su Conciencia inmediata,
y así sólo se multiplica
el desencanto y la insatisfacción.
Y en este último
sentido, algunos se consideran aprendices del taoísmo,
pero son incapaces
de aplicar este tercer principio.
El Silencio, el
Vacío y la Quietud,
son los Tres
Tesoros primordiales de Tao,
y quien los pone en
práctica,
puede ser
considerado un espíritu profundamente sabio.
Porque quien
reconoce estos Tres Tesoros
por encima de todo
esquema moral, religioso, político e incluso alquímico,
penetra el Camino
directo al Despertar de la Conciencia
que conduce al
logro de la Iluminación.
Algunos afirman que
la vida es esto o lo otro,
y están quienes
argumentan ideas muy interesantes al respecto,
pero siempre se
habla disimulando la ignorancia tras los dogmas memorizados.
También están
quienes se basan en la teoría científica
y se escudan tras
la aprobación convencional sin dar crédito a otras opiniones.
Por otro lado,
también están aquellos que aseveran y se afirman
en su propia
creencia más allá de todo ángulo religioso o científico,
sin establecer el
margen a la realidad incuestionable
de que nadie tiene
la respuesta absoluta
de lo qué es la
Vida y la Existencia en su trascendental Esencia.
Pero el taoísmo va
todavía mucho más lejos,
porque afirma que
en esta Existencia, esencialmente hablando,
nada tiene una
respuesta definida.
Por eso, aquellos
que dicen tener el verdadero Tao
o que predican el
verdadero Taoísmo, son los primeros mentirosos;
puesto que lo
verdadero de Tao, es justamente,
que no puede
saberse qué es.
De esta manera, formular
preguntas esenciales
es perderse la vida
esperando la respuesta trascendente.
Pues el Tao no
contesta.
No obstante, su
elocuente discurso puede escucharse por todos lados
ya que su presencia
está en todas partes.
Claro que nada de
lo que Tao dice es definible;
por eso sólo pueden
oírlo los sensibles iluminados
que son capaces de
sintonizar lo indefinido.
Quien busca pruebas
acerca de la existencia de Tao,
sólo percibe su
manifestación relativa;
en cambio, quien
acepta la esencialidad tangencial,
se nutre de su
eterna naturaleza imprecisa.
Asimismo, el estado
de Conciencia expandida
la cual converge en
una dimensión elevada del Despertar,
se vivencia como un
sentimiento de gran Plenitud
a causa de la
profunda captación de lo Esencial,
también es inexplicable,
la que carece de respuesta ante la pregunta
¿qué es el
Despertar de la Conciencia expandida?
Sin embargo, todo
Caminante Realizador del auto Conocimiento subliminal,
saborea el encanto
de este Amanecer y Florecimiento Interior.
La conexión interna
con lo Esencial es increíblemente inexplicable,
porque cuanto más
se lo intenta, menos se llega ha expresar en su totalidad,
pero sucede, sucede
como ninguna otra cosa sucede, y es maravilloso.
Vivir conectado con
lo Esencial es muy fácil,
pero pocos lo
consiguen diariamente;
pues al no tener
una experiencia previa del Despertar, muchos lo descartan
sin darse la
oportunidad de vivenciar su mágico significado.
De hecho, el
cerrarse y encerrarse es el único impedimento.
Estar en sintonía
con lo Esencial
es un estado óptimo
de bienaventuranza y paz,
de lucidez
espiritual y plenitud psíquica,
de gran vigor vital
y de armonía psicológica;
no obstante, es tan
sutil y etéreo
que se desvanece
con una mínima distracción de Conciencia.
Cuando el sentimiento
se posa en cualquier otro lado
que no sea en la
centralización enraizada en el núcleo de lo Esencial,
se disipa la
armonía y se da lugar a la intranquilidad.
Recuperar la
centralización enraizada en el núcleo del Ser Esencial,
requiere tan sólo
recordarlo y practicarlo;
ya que, una vez que
se recuerda,
debe ponerse en
práctica la entrega sin resistencia,
estando alerta para
evitar todo auto boicot
con las excusas que
se escudan detrás de innumerables demandas inventadas.
Si usted puede
estar alerta, sin más que esto,
entonces su
Conciencia amanece en la vasta extensión de Tao.
Y es en este estado
sublime
donde el ser humano
se siente verdaderamente vivo.
Por lo tanto,
conectar con la naturaleza y
educir la verdadera
Naturaleza Interior,
es el modo de
acercarse a la Fuente de la Trascendental Esencia de Tao.
Saborear el
Despertar cada día, aunque más no sea un instante,
es parte del
ejercicio de la Meditación Taoísta.
Así y todo, aunque
haya grandes vivenciadores de este maravilloso estado,
sigue siendo
inexplicable e intransmisible,
porque en
definitiva estamos refiriéndonos al gran Misterio Divino de Tao,
que se sustenta en
una gran incógnita existencial y en un enigma cósmico.
El Camino más
directo e inmediato hacia su experimentación,
es acercarse a la
Verdadera Naturaleza Esencial y entregarse al Wei Wu Wei,
hacer sin hacer, la
realización de la no acción, para entrar en la Nada;
porque cualquier
cosa que se haga, en cuanto a ocupar el sentimiento,
por mínimo que sea,
disipa la Plenitud y la Dicha esplendorosa
del supremo estado
de esencialidad.
Cualquier
movimiento mental perturbado, cualquier emoción descarriada,
cualquier acto
descentralizado de lo esencial,
hace que la
conciencia se encuentre desenraizada,
lo que conlleva a
la anulación de la más profunda vivencia de Tao.
Por eso el arte en
su conjunto, la filosofía, la disciplina práctica,
son vehículos
interconectados con la Meditación Taoísta
que desarrolla el
valor de la introspección.
Así, la
Introspección en sí misma, es la Senda Taoísta
para acercarse a la
misteriosa Esencia Subliminal de Tao.
Trasladar a los
asuntos corrientes de la vida diaria
el resultado de
este estado interior nacido de la introspección,
es una cuestión de
maestría y autodeterminación,
de sabiduría y
madurez espiritual.
Ya que el Gran
Misterio Divino de Tao
siempre debe estar
acompañado de un Gran Secreto,
lo cual implica,
básicamente, un gran Silencio.
Porque cuando se
aclama el Tao a grandes voces,
pierde autenticidad
y su cualidad Esencial.
Por eso, cuando se
traslada el Tao a la vida diaria,
lo más sensato es
ocultarlo en lo más profundo del Ser que es su corazón
y pasar lo más
desapercibido posible.
Porque quien se
muestra a sí mismo, destruye lo Esencial.
Y el Tao no puede
mostrarse de otra manera que no sea a través de uno mismo.
Es la razón por la
que Lao Tse dice:
El Sabio guarda el
Tao en lo más profundo del corazón
y se muestra como
un pedazo de corteza rústica sin esculpir.
Por eso el taoísta
es un caminante práctico
que se replantea
permanentemente el valor de comentar
alguna referencia
acerca del taoísmo,
y cuanto más, decir
algo acerca del Tao.
Porque muchas veces
considera que lo más adecuado
es que cada uno
eduzca su Misterio por sí mismo.
Quien ha despertado
el Tao en su corazón,
no hace pública su
comprensión.
Quien
verdaderamente ha Despertado, no se engalana con esa Luz;
es decir, no
alardea de su vivencia y no trata de convencer a nadie.
Porque quien sabe
que todos están inmersos en el Tao, conscientes o no,
y sabe que toda
forma finalmente se sintetiza en el Tao,
no se preocupa ni
se ocupa de hablar de lo Esencial.
Quien lo hace es
porque aun no está muy seguro de lo que siente.
De todas maneras,
cuando la Conciencia expandida
alcanza su punto
máximo de maduración,
el Tao brota por
cada poro de la piel, por cada centro psíquico de energía,
y se trasluce en
cada acto y pensamiento,
sin que el ser
humano pueda hacer nada al respecto,
es decir, sin que
pueda evitarlo de algún modo,
sin que pueda ni
ocultarlo ni mostrarlo…
porque el Tao
simplemente está y sucede por sí mismo.
Así
se desenvuelve la formidable Naturaleza de lo Esencial.
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