FUNDAMENTOS DE LA
ENSEÑANZA
DEL MAESTRO HUA LIN
CHIEN
Nociones
Conceptuales Asociadas Principalmente con el Tao Te King
que Desentrañan
la Visión Taoísta acerca de Ocho Materias Esenciales:
1º) Vida Cotidiana y Momento Diario.
2º) Virtud e Inteligencia.
3º) Camino o Tao y Conciencia.
4º) Realización Alquímica y Trascendencia Espiritual.
5º) Existencia y Orden Universal.
6º) Sabiduría e Iluminación.
7º) Libertad y Amor.
8º) Vida e Inmortalidad.
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P r i m e r a
S e c c i ó n
El Tao es
Existencia,
y es la Existencia
que anima la vida del Universo,
porque la
Existencia entera es Tao.
El Tao es la
Esencia Trascendente de Todo cuanto existe manifiesto,
que se proyecta
desde una dimensión inmanifiesta
y se extiende por
toda la inmensidad de formas tangibles e intangibles.
Por tal motivo,
el Tao no tiene
principio ni fin,
no tiene origen,
nunca concluye,
y no le afecta el
devenir de los ciclos que desembocan
en el ocaso de toda
estructura.
Porque el Tao es
Todo,
y por eso mismo
también es la Nada.
El Tao lo llena
Todo,
pero en sí mismo se
encuentra Vacío.
El Tao es una
contradicción paradójica,
relativa a una Ley
que en principio es opuesta a sí misma,
pero que al mismo
tiempo es complementaria;
por eso que para
poder captarlo en su Esencia,
requiere de
profunda sabiduría.
Cuanto mayor es la
percepción y discernimiento espiritual,
más se comprende el
juego de lo Incondicionado.
De este modo, el
Tao es Movimiento, y sin embargo está en Quietud.
Así, para conocerlo
y entenderlo,
es necesario
descubrir y penetrar la Verdadera Existencia Interior,
la cual se sostiene
sobre el Silencio, el Vacío y la Quietud.
Todas las formas
visibles e invisibles derivan del Tao,
pero el Tao no
tiene forma.
El Cuerpo, la Mente
y el Espíritu, o el Ching, Ch´i y Shen,
se encuentran
imbuidos de Tao,
pero el Tao no
tiene Cuerpo, ni Mente ni Espíritu.
El Orden
Inteligente que refleja la Existencia,
se expresa en
conformidad con el Tao
que determina la
propia Naturaleza Esencial
a la que responden
todas las cosas;
sin embargo, el Tao
no se ajusta a nada fuera de sí,
aun cuando su
Centro sea el eje de todo lo manifiesto.
Porque el Tao es la
Unidad indivisible
que se expresa
detrás de la inmensa multiplicidad.
No todos están
preparados para entender al Tao llanamente.
Porque el tiempo de
maduración de cada conciencia
responde
inexorablemente al Despertar interior.
Hay quienes se
esfuerzan pensando y analizando cómo es el Tao,
y hay quienes lo
comprenden sin poder explicar cómo,
porque la auténtica
comprensión no surge del razonamiento lógico y lineal,
sino de la
captación directa que brota de la percepción intuitiva
sin que medie
ninguna especulación.
Pocas son las
personas que confían en la Sabiduría Superior
que emana de la
Conciencia expandida,
la cual no se
fundamenta en ningún conocimiento académico.
Porque para
asimilar la Verdadera Naturaleza Esencial del Tao
se requiere de una
Mente abierta
y de la amplitud
incondicional del Corazón,
lo cual confluye en
la Conciencia expandida
que procesa la
Sabiduría Superior.
Sin esta
Iluminación no intelectual,
difícilmente pueda
apreciarse
la misteriosa
Naturaleza del Tao,
la cual es
paradójica, contradictoria,
pero
subliminalmente complementaria.
De este modo, todo
lo que Es,
como fuera que sea,
aceptado o no,
ordenado o caótico,
evolutivo o destructivo,
correcto o
incorrecto, consciente o ignorante,
absolutamente todo
es Tao.
Pero para
comprender y asimilar esto mismo
es necesario
nutrirse de la más elevada Sabiduría Superior,
lo cual implica
participar de una Visión Nueva,
totalmente amplia y
abarcadora,
no restringida por
la educación convencional,
lo que hace que por
sí misma sea única e independiente.
Porque el verdadero
conocimiento de Tao,
es intrínsecamente
revolucionario;
ya que no se mide
por los códigos sociales normales
ni por las pautas
establecidas de las religiones,
como tampoco se
regula por los cánones de las políticas de estado
ni por los valores
populares a los que ciegamente se resignan muchas personas.
Justamente, esta
óptica de Tao es la que se gana
el desprecio del
fundamentalismo establecido.
No obstante, desde
el ángulo de Tao,
todo se desenvuelve
por efecto de la Ley Natural,
sin misericordia o
compasión, sin altruismo ni devoción,
pues la benevolencia
es un atributo correspondiente
sólo al ser humano
sensible y sabio.
En este sentido, es
el Ser iluminado
el único vehículo e
instrumento en la Existencia
que el Tao cuenta
para expresar el don del Amor.
Nadie más puede
hacerlo.
Incluso el mismísimo
Tao es incapaz de expresar esta facultad,
a no ser mediante
el despertar de la conciencia amorosa que
brota en el ser
sensible.
En esto consiste su
grandeza:
El Amor es un don
divino
que sólo el Alma de
todo ser humano puede manifestar.
El Tao no precisa
de esta conformación.
El Tao a igual que
Dios, no pueden amar del modo que lo hace el ser humano,
porque sólo a
través de los seres humanos el Tao puede amar;
porque el mismo
efecto de la Ley Natural
establece que nada
esté fuera de él, suceda lo que sea.Por eso no ama.
Lo que sea, más
allá del bien o del mal, por lo que no puede hablarse de amor.
El darse cuenta de
esta Ley y actuar conforme a ella,
es captar y
entender uno de los sentidos primordiales de la existencia humana.
Por el contrario,
serle indiferente y desconocerla,
es privarse de una
de las manifestaciones más trascendentes de Tao.
El Tao no
interviene en absoluto, sólo lo hace el efecto de la Ley Natural,
que es una
proyección de su misteriosa Esencia,
insondable, vacía,
e inmersa en la Nada.
Dicho de otro modo,
es el Ser conscientemente evolucionado,
únicamente quien
compensa y llena esta ¨imposibilidad¨ y ¨ausencia”
mediante el
sentimiento amoroso indiscriminado,
orientado hacia
toda existencia, hacia toda vida y hacia toda forma.
Así el Tao da a
cada quien una gema preciosa especial.
Este principio es
uno de los valores más destacados dentro del taoísmo.
No hay nada fuera
del Tao,
sin embargo el Tao
da a cada uno lo suyo.
Por lo tanto,
aunque el Tao no interviene directamente,
sí lo hace una
Mente Superior,
que como un reflejo
del propio Tao,
guía magistralmente
hacia la plenitud de la autorrealización
a quien haya
madurado una gran confianza en la esencialidad
que palpita detrás
de toda expresión manifiesta.
Y quien tenga esta
Conciencia del Ser Interior Esencial,
situado más allá de
toda estructura y condicionamiento,
goza de un infinito
sentimiento de total libertad.
Sin duda alguna, el
Tao es Existencia, y es la Naturaleza y la Vida,
y es el sentido
último de la Esencia que se expresa
como Conciencia
expandida.
Y en esto estriba
la Sabiduría Superior de Tao,
pero el Tao no es
superior ni inferior,
porque es el Todo y
la Nada a la vez.
El Tao es el Camino
y el Sendero de quien marcha hacia sí mismo
para ir más allá de
su propio perímetro,
con el fin de
trascender la diversidad para adentrarse
profundamente en la
Unidad.
Porque la Síntesis
de la Integralidad,
es el mejor
concepto que define a Tao.
Ya que de acuerdo
con esto,
la visión
abarcadora de la Sabiduría Superior
se encuentra más
allá de toda parcialidad,
justamente, por no
estar condicionada a la identificación
con el conocimiento
adquirido de segunda mano.
La vivencia de Tao
es directa y no se sustenta con la experiencia ajena,
ni está supeditada
a la captación particular de otros.
Nada de lo que
argumente nadie, ni los mejores libros,
ni los más ilustres
maestros, ni las más extraordinarias escuelas,
añadirá una pizca
de iluminación a quien no vivencie la Verdad
de manera directa
por sí mismo en su propio interior.
Porque todo lo
demás es ajeno.
Así, en la cumbre
de la inmensa autorrealización esencial,
es dónde el Tao
deja de ser Tao, y entonces todo Camino se desvanece,
porque hasta el más
insignificante rótulo es fuente de relatividad.
Entonces decir Tao,
es alejarse de Tao;
señalar el Camino,
es rebajarlo;
y considerarse
taoísta, es justamente no serlo.
Porque el caminante
más experimentado, no toma partido ni empuña bandera,
ya que el Verdadero
Tao, carece de nombre.
Cuanto más se
muestra, más se oscurece,
y cuanto más se
oculta, más se ilumina y se muestra.
Esta es la médula
del Hsuan Hsueh:
“la Enseñanza
Misteriosa u Oscura” del Conocimiento Negativo.
De este modo,
quien cree
conocerlo, lo desconoce,
quien no lo
entiende, ese realmente lo comprende.
Quien cree que
sabe, no sabe nada,
quien sabe que no
sabe, ese realmente es sabio.
Porque todo rótulo
que se adjudique a la Existencia de Tao,
se distancia
inexorablemente de la auténtica realidad de Tao.
Ya que su
Existencia Esencial que pulsa en una Dimensión subliminal,
es indefinible,
inexplicable e innombrable.
Quien le pone un
nombre, lo limita,
quien le da una
forma, lo desfigura,
quien le impone una
norma, se autoengaña,
quien le ajusta un
sentido, se pierde lo esencial,
y quien le esgrime
una estructura o fórmula
estará refiriéndose
a cualquier asunto de la vida, menos,
a la Existencia
Sublime del Tao Esencial.
Por eso se dice que
la Existencia que puede ser explicada,
no es la Esencia
Verdadera.
Mientras que,
Aquello que no puede ser descrito por no poder ser definido,
eso sí es la
profunda Verdad del Tao Esencial.
Pero incluso si el
decir que no puede ser definido
es tomado como una
definición de Tao,
entonces también se
anula el entendimiento de la sustancia medular.
De esto surge el
dicho taoísta que afirma
que quien habla de
Tao nada sabe,
mientras que, quien
verdaderamente sabe, nada dice acerca del Tao.
Lao Tse sacrificó
su Sabiduría Superior por esta aseveración,
porque al hablar de
Tao se evidencia la ignorancia.
Aunque diga lo
maravilloso que dijo.
De este modo, se
confirma una vez más,
que la Verdad
Superior se encuentra más allá de uno mismo,
pero es a través de
uno mismo que se la puede entender.
Por esta razón, el
sentido último de lo Esencial,
puede ser captado
con la herramienta apropiada de la palabra adecuada.
Y justamente a esta
posibilidad, los taoístas o innombrables de la antigüedad,
la han denominado
el trascendente Arte Ching Tan o “Conversación Pura”.
A esta práctica se
han abocado regularmente los sabios ancestros,
la cual derivó en
un movimiento de antifilosofía y contracultura
de la educación
social aceptada popularmente,
es decir,
respondiendo siempre al lado oscuro de la razón aprobada.
Pues, la
contradicción inteligente de los taoístas hasta de los axiomas taoístas,
es el sustento
filosófico del pensamiento taoísta.
De hecho, pocos
caminos o lineamientos de la inteligencia humana
han llegado tan
lejos, al punto de considerar el rotundo desapego hacia
la propia
realización del propio camino que señalan, o,
a la negación de aquello
mismo que pregonan.
Por lo tanto, la
aparente oposición contradictoria orientada
a la
complementariedad, corresponde a la Sabiduría Taoísta,
porque al mismo
tiempo ésta es la base de la vida.
Así, comprender la
paradoja de lo contradictorio, es la Filosofía de Tao.
Entender los
opuestos complementarios, percibir la semejanza de los extremos,
y reconocer el
equilibrio del término medio,
son los tres
fundamentos filosóficos del Pensamiento Taoísta.
Cuya tesis asegura
que la vida debe ser entendida de este mismo modo
si es que se
intenta educir un cierto grado de inteligencia.
El Camino hacia el
Tao es simple alegoría,
porque desandar
cada paso es su meta primordial.
Asimismo, la
iluminación es mera utopía,
porque la claridad
de Tao es total oscuridad.
La Realización
Última del Ser es pura poesía,
porque hasta la
Esencia más básica de Conciencia,
carece de término o
final.
¿Cómo entonces
puede hablarse de Realización Última?,
si esencialmente
hablando
no hay nada que sea
último, como nada hay que sea primero.
Quien asume esto
despierta a la Realidad de la Verdad Existencial,
aquella que
inevitablemente amanece con la maduración espiritual.
De hecho, la
Naturaleza más espléndida
se pone de
manifiesto conjuntamente
con el Despertar de
la Conciencia expandida;
como también es
cierto,
que la Vida más
preciada se encuentra
en la profundidad
del Verdadero Ser Esencial interior.
Porque la infinita
Existencia se proyecta
en la Dimensión del
Espíritu trascendente que experimenta
el alba de su vasto
potencial latente.
Pues, quien es
capaz de contemplar con los ojos del Alma,
puede captar
entonces la maravilla incomparable de Tao
extendido en el
horizonte de la vida cotidiana;
ya que nada se
asemeja a la honda vivencia
que destila la compenetración
meditativa
de la introspección
subliminal.
Quien conoce esta
llave y sabe cómo estilarla,
abre el cofre de
los dones internos que extractan
conciencia y
sentimiento de plenitud.
La introspección es
la llave.
Porque sólo en este
espacio tangencial del mundo interior,
se procesa la
conexión psíquica con la Unidad Cósmica,
que refleja
nítidamente al Ser Humano en su total integridad.
Y es en este grado
de suma sensibilidad,
cuando se establece
la auténtica Identidad con lo Esencial
que palpita dentro
y fuera de cada individualidad.
Pero más allá del
ego y de la personalidad.
De este modo, el
Despertar del Ser Sublime
que amanece junto
con la Verdadera Naturaleza Interior,
se evidencia cuando
el crecimiento personal
ha completado su propio
ciclo de maduración.
Porque cuando el
desenvolvimiento interno señala el momento más adecuado,
renace el Espíritu
Psíquico a un nuevo Estadio de enorme Plenitud.
Es entonces cuando
el Centro de la Conciencia
se enraíza
profundamente,
haciendo que todo
conflicto y obstáculo
seda camino a la
trascendencia.
Porque a veces, lo
sencillo parece difícil,
tanto como lo
básico a veces parece complejo,
y entonces lo que
era simple se torna complicado.
Es la distorsión
que a veces invade a la visión humana sobre
la vida y la
felicidad.
Por eso, para quien
ha entrado en la corriente natural del Tao Interior,
nada sale fuera de
su curso, esté de pie o de cabeza,
esté al derecho o
al revés, esté erguido o torcido,
puesto que el sabio
sabe que todo se acomoda a su propia Naturaleza.
Es así como el Tao
fluye curvando lo recto y enderezando lo curvado,
alisando lo
desparejo, y arrugando lo asedado.
Porque el Tao quita
donde hay mucho y pone donde hay poco;
pule las aristas y
afila lo redondeado;
enaltece lo
insignificante y rebaja lo preponderante,
logrando que hasta
el liliputiense corpúsculo entrone la Divinidad.
Así los reyes y
monarcas pierden su opulencia,
y el proletariado
encuentra su grandeza.
Porque nada está
predeterminado;
y así como el ser
humano hace, el Tao deshace,
conformando el
equilibrio natural de todas las cosas.
El Tao remodela lo
exagerado y reconvierte lo ineficiente.
Por eso, el
discernimiento moderador es la senda de la sabiduría,
que posibilita a
quien ha logrado sobre desarrollar su sensibilidad, y,
que al mismo tiempo
ha expandido su conciencia,
pueda rescatar lo
valioso de lo despreciado o negativo,
como así también
pueda percatarse de la calamidad
que conlleva la
abundancia tan apreciada.
Es el caso de
valores tales como la soledad, el dolor,
la enfermedad y el
sufrimiento, de los que se puede extraer algo positivo,
o aspectos tan
nefastos como el despilfarro por abundancia,
la avidez del
consumo desmedido por la exagerada solvencia,
y la decadencia
interior que genera la posesión sin límite,
de lo que nada
positivo se puede extraer.
Porque uno por
negativo, trae replanteo y crecimiento,
mientras que el
otro, en cambio, considerado positivo,
acarrea decadencia
e insatisfacción.
Por eso, reconocer
lo positivo de lo negativo y lo negativo de lo positivo,
es el Arte Taoísta
del Yin Yang correspondiente al Tai Chi del Tao.
Comprendiendo
acabadamente esta Ciencia,
puede sobrellevarse
toda circunstancia,
aceptando
plenamente en el corazón,
que nada es
definitivamente malo
ni nada es
definitivamente bueno.
Porque todo bien
tiene algo de mal,
y todo mal tiene
algo de bien.
Y así, aquello que
es causa de regocijo, es la semilla de la frustración,
y aquello que es
inexorable desgracia,
es la materia prima
del crecimiento interior.
Por eso, en quien
ha germinado la Sabiduría Suprema de Tao,
le resulta muy
fácil asimilar la utilidad de lo inútil
y distinguir lo
inservible de lo que sirve.
Porque ver sólo el
provecho de lo útil
es algo que pueden
hacer todas las personas,
pero reconocer el
valor intrínseco de lo desechado o inútil,
es propio de quien
ha Despertado.
Sólo una mujer u
hombre iluminado puede extraer de la miseria una virtud.
Dicen tanto Lao Tse
como Chuang Tse:
Aquello que no es
de utilidad alguna, es el fundamento de Tao;
mientras que, todo
lo que es útil para la manipulación mundana,
termina
distanciándose del estado armonioso de Tao.
Es de entender
entonces, la razón por la cual quien está inmerso en la ilusión
alucina fábulas
entretejidas de realidad engañosa
hasta la profunda
decepción por los reiterados desengaños;
desengaños que el
Tao proyecta como
consecuencia del
mismo sueño fantasioso.
La verdadera
importancia no estriba
en las cosas por lo
que exactamente son o no son,
sino que en
realidad,
lo verdaderamente
importante radica en el valor que se les da.
De esta manera,
si se trata de algo
trascendente pero se lo ignora, pierde su sentido,
entonces no
significa nada;
y si se trata de
algo insignificante que se lo sobreestima y sobrevalúa,
gana un gran
propósito.
Por lo tanto, al
efectuar un balance de conciencia,
no es el Camino en
sí lo que cuenta,
en cuanto a que si
es de derecha, de centro o de izquierda,
sino, que lo que
realmente cuenta,
es el modo y la
forma en que se lo ha transitado y recorrido.
Porque respecto a
la Conciencia expandida,
no está en juego el
fin altruista que se haya propuesto,
sino que lo que
realmente pesa, son los medios para alcanzarlo.
Pues, absolutamente
todos, ricos y pobres, nobles y plebeyos,
venimos y nos vamos
de esta vida esencialmente de la misma manera,
ni más ni menos;
sin embargo se
establece una marcada diferencia
sólo por el modo en
que se vive,
no por lo mucho o
lo poco que se tenga,
sino por la
amplitud de Conciencia que haya despertado y
se haya vivenciado
a lo largo de la vida.
Porque bien vale
más vivir un instante de Conciencia,
que vivir cien años
inmerso en la indiferencia que
arrastran a tan
mayúsculo descontento.
Ya que no hay mayor
ignorancia que la inconsciencia
ni mayor desatino
que la indiferencia.
Como así tampoco
existe mayor riqueza atesorada por el ser humano,
que la satisfacción
y la plenitud
que derivan de la
sensibilidad de la Conciencia expandida;
porque es fuente de
alegría tan sólo el vivir presente.
Y es por demás
claro, que sin ella, sin un grado de Conciencia,
aunque se posean
cuantiosos objetos materiales,
inexorablemente se
infecta el espíritu con la insatisfacción cuando
se vive ausente, debido
a que la vida ha perdido su sentido esencial.
Contentarse con lo
simple, representa la actitud primaria de la visión taoísta.
Y lo simple es
llegar a ser sencillamente simple.
De este modo,
muchas veces
lo que es
inentendible se esclarece,
y lo que es obvio y
rutinario llega a sorprender.
Esta es la
Naturaleza Esencial de Tao,
y se encuentra al
alcance inmediato de quien amplíe
su Mente y abra su
Corazón.
El que quiere
entender que entienda,
porque la
iluminación más trascendental
sigue siendo un
asunto de la propia voluntad.
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