sábado, 4 de abril de 2020

MAESTRO HUA LIN CHIEN -1


FUNDAMENTOS DE LA ENSEÑANZA
DEL MAESTRO HUA LIN CHIEN 

Nociones Conceptuales Asociadas Principalmente con el Tao Te King
que Desentrañan la Visión Taoísta acerca de Ocho Materias Esenciales:

1º) Vida Cotidiana y Momento Diario.
2º) Virtud e Inteligencia.
3º) Camino o Tao y Conciencia.
4º) Realización Alquímica y Trascendencia Espiritual.
5º) Existencia y Orden Universal.
6º) Sabiduría e Iluminación.
7º) Libertad y Amor.
8º) Vida e Inmortalidad.

¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´ º ´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨´¨

P r i m e r a
S e c c i ó n

El Tao es Existencia,
y es la Existencia que anima la vida del Universo,
porque la Existencia entera es Tao.

El Tao es la Esencia Trascendente de Todo cuanto existe manifiesto,
que se proyecta desde una dimensión inmanifiesta
y se extiende por toda la inmensidad de formas tangibles e intangibles.
Por tal motivo,
el Tao no tiene principio ni fin,
no tiene origen, nunca concluye,
y no le afecta el devenir de los ciclos que desembocan
en el ocaso de toda estructura.
Porque el Tao es Todo,
y por eso mismo también es la Nada.
El Tao lo llena Todo,
pero en sí mismo se encuentra Vacío.
El Tao es una contradicción paradójica,
relativa a una Ley que en principio es opuesta a sí misma,
pero que al mismo tiempo es complementaria;
por eso que para poder captarlo en su Esencia,
requiere de profunda sabiduría.
Cuanto mayor es la percepción y discernimiento espiritual,
más se comprende el juego de lo Incondicionado.
De este modo, el Tao es Movimiento, y sin embargo está en Quietud.
Así, para conocerlo y entenderlo,
es necesario descubrir y penetrar la Verdadera Existencia Interior,
la cual se sostiene sobre el Silencio, el Vacío y la Quietud.

Todas las formas visibles e invisibles derivan del Tao,
pero el Tao no tiene forma.
El Cuerpo, la Mente y el Espíritu, o el Ching, Ch´i y Shen,
se encuentran imbuidos de Tao,
pero el Tao no tiene Cuerpo, ni Mente ni Espíritu.
El Orden Inteligente que refleja la Existencia,
se expresa en conformidad con el Tao
que determina la propia Naturaleza Esencial
a la que responden todas las cosas;
sin embargo, el Tao no se ajusta a nada fuera de sí,
aun cuando su Centro sea el eje de todo lo manifiesto.
Porque el Tao es la Unidad indivisible
que se expresa detrás de la inmensa multiplicidad.

No todos están preparados para entender al Tao llanamente.
Porque el tiempo de maduración de cada conciencia
responde inexorablemente al Despertar interior.
Hay quienes se esfuerzan pensando y analizando cómo es el Tao,
y hay quienes lo comprenden sin poder explicar cómo,
porque la auténtica comprensión no surge del razonamiento lógico y lineal,
sino de la captación directa que brota de la percepción intuitiva
sin que medie ninguna especulación.
Pocas son las personas que confían en la Sabiduría Superior
que emana de la Conciencia expandida,
la cual no se fundamenta en ningún conocimiento académico.
Porque para asimilar la Verdadera Naturaleza Esencial del Tao
se requiere de una Mente abierta
y de la amplitud incondicional del Corazón,
lo cual confluye en la Conciencia expandida
que procesa la Sabiduría Superior.
Sin esta Iluminación no intelectual,
difícilmente pueda apreciarse
la misteriosa Naturaleza del Tao,
la cual es paradójica, contradictoria,
pero subliminalmente complementaria.

De este modo, todo lo que Es,
como fuera que sea, aceptado o no,
ordenado o caótico, evolutivo o destructivo,
correcto o incorrecto, consciente o ignorante,
absolutamente todo es Tao.
Pero para comprender y asimilar esto mismo
es necesario nutrirse de la más elevada Sabiduría Superior,
lo cual implica participar de una Visión Nueva,
totalmente amplia y abarcadora,
no restringida por la educación convencional,
lo que hace que por sí misma sea única e independiente.
Porque el verdadero conocimiento de Tao,
es intrínsecamente revolucionario;
ya que no se mide por los códigos sociales normales
ni por las pautas establecidas de las religiones,
como tampoco se regula por los cánones de las políticas de estado
ni por los valores populares a los que ciegamente se resignan muchas personas.
Justamente, esta óptica de Tao es la que se gana
el desprecio del fundamentalismo establecido.

No obstante, desde el ángulo de Tao,
todo se desenvuelve por efecto de la Ley Natural,
sin misericordia o compasión, sin altruismo ni devoción,
pues la benevolencia es un atributo correspondiente
sólo al ser humano sensible y sabio.
En este sentido, es el Ser iluminado
el único vehículo e instrumento en la Existencia
que el Tao cuenta para expresar el don del Amor.
Nadie más puede hacerlo.
Incluso el mismísimo Tao es incapaz de expresar esta facultad,
a no ser mediante el despertar de la conciencia amorosa que
brota en el ser sensible.
En esto consiste su grandeza:
El Amor es un don divino
que sólo el Alma de todo ser humano puede manifestar.
El Tao no precisa de esta conformación.
El Tao a igual que Dios, no pueden amar del modo que lo hace el ser humano,
porque sólo a través de los seres humanos el Tao puede amar;
porque el mismo efecto de la Ley Natural
establece que nada esté fuera de él, suceda lo que sea.Por eso no ama.
Lo que sea, más allá del bien o del mal, por lo que no puede hablarse de amor.
El darse cuenta de esta Ley y actuar conforme a ella,
es captar y entender uno de los sentidos primordiales de la existencia humana.
Por el contrario, serle indiferente y desconocerla,
es privarse de una de las manifestaciones más trascendentes de Tao.
El Tao no interviene en absoluto, sólo lo hace el efecto de la Ley Natural,
que es una proyección de su misteriosa Esencia,
insondable, vacía, e inmersa en la Nada.
Dicho de otro modo, es el Ser conscientemente evolucionado,
únicamente quien compensa y llena esta ¨imposibilidad¨ y ¨ausencia”
mediante el sentimiento amoroso indiscriminado,
orientado hacia toda existencia, hacia toda vida y hacia toda forma.
Así el Tao da a cada quien una gema preciosa especial.
Este principio es uno de los valores más destacados dentro del taoísmo.

No hay nada fuera del Tao,
sin embargo el Tao da a cada uno lo suyo.
Por lo tanto, aunque el Tao no interviene directamente,
sí lo hace una Mente Superior,
que como un reflejo del propio Tao,
guía magistralmente hacia la plenitud de la autorrealización
a quien haya madurado una gran confianza en la esencialidad
que palpita detrás de toda expresión manifiesta.
Y quien tenga esta Conciencia del Ser Interior Esencial,
situado más allá de toda estructura y condicionamiento,
goza de un infinito sentimiento de total libertad.

Sin duda alguna, el Tao es Existencia, y es la Naturaleza y la Vida,
y es el sentido último de la Esencia que se expresa
como Conciencia expandida.
Y en esto estriba la Sabiduría Superior de Tao,
pero el Tao no es superior ni inferior,
porque es el Todo y la Nada a la vez.
El Tao es el Camino y el Sendero de quien marcha hacia sí mismo
para ir más allá de su propio perímetro,
con el fin de trascender la diversidad para adentrarse
profundamente en la Unidad.
Porque la Síntesis de la Integralidad,
es el mejor concepto que define a Tao.
Ya que de acuerdo con esto,
la visión abarcadora de la Sabiduría Superior
se encuentra más allá de toda parcialidad,
justamente, por no estar condicionada a la identificación
con el conocimiento adquirido de segunda mano.
La vivencia de Tao es directa y no se sustenta con la experiencia ajena,
ni está supeditada a la captación particular de otros.
Nada de lo que argumente nadie, ni los mejores libros,
ni los más ilustres maestros, ni las más extraordinarias escuelas,
añadirá una pizca de iluminación a quien no vivencie la Verdad
de manera directa por sí mismo en su propio interior.
Porque todo lo demás es ajeno.
Así, en la cumbre de la inmensa autorrealización esencial,
es dónde el Tao deja de ser Tao, y entonces todo Camino se desvanece,
porque hasta el más insignificante rótulo es fuente de relatividad.
Entonces decir Tao, es alejarse de Tao;
señalar el Camino, es rebajarlo;
y considerarse taoísta, es justamente no serlo.
Porque el caminante más experimentado, no toma partido ni empuña bandera,
ya que el Verdadero Tao, carece de nombre.
Cuanto más se muestra, más se oscurece,
y cuanto más se oculta, más se ilumina y se muestra.
Esta es la médula del Hsuan Hsueh:
“la Enseñanza Misteriosa u Oscura” del Conocimiento Negativo.
De este modo,
quien cree conocerlo, lo desconoce,
quien no lo entiende, ese realmente lo comprende.
Quien cree que sabe, no sabe nada,
quien sabe que no sabe, ese realmente es sabio.
Porque todo rótulo que se adjudique a la Existencia de Tao,
se distancia inexorablemente de la auténtica realidad de Tao.
Ya que su Existencia Esencial que pulsa en una Dimensión subliminal,
es indefinible, inexplicable e innombrable.
Quien le pone un nombre, lo limita,
quien le da una forma, lo desfigura,
quien le impone una norma, se autoengaña,
quien le ajusta un sentido, se pierde lo esencial,
y quien le esgrime una estructura o fórmula
estará refiriéndose a cualquier asunto de la vida, menos,
a la Existencia Sublime del Tao Esencial.
Por eso se dice que la Existencia que puede ser explicada,
no es la Esencia Verdadera.
Mientras que, Aquello que no puede ser descrito por no poder ser definido,
eso sí es la profunda Verdad del Tao Esencial.
Pero incluso si el decir que no puede ser definido
es tomado como una definición de Tao,
entonces también se anula el entendimiento de la sustancia medular.
De esto surge el dicho taoísta que afirma
que quien habla de Tao nada sabe,
mientras que, quien verdaderamente sabe, nada dice acerca del Tao.
Lao Tse sacrificó su Sabiduría Superior por esta aseveración,
porque al hablar de Tao se evidencia la ignorancia.
Aunque diga lo maravilloso que dijo.
De este modo, se confirma una vez más,
que la Verdad Superior se encuentra más allá de uno mismo,
pero es a través de uno mismo que se la puede entender.

Por esta razón, el sentido último de lo Esencial,
puede ser captado con la herramienta apropiada de la palabra adecuada.
Y justamente a esta posibilidad, los taoístas o innombrables de la antigüedad,
la han denominado el trascendente Arte Ching Tan o “Conversación Pura”.
A esta práctica se han abocado regularmente los sabios ancestros,
la cual derivó en un movimiento de antifilosofía y contracultura
de la educación social aceptada popularmente,
es decir, respondiendo siempre al lado oscuro de la razón aprobada.
Pues, la contradicción inteligente de los taoístas hasta de los axiomas taoístas,
es el sustento filosófico del pensamiento taoísta.
De hecho, pocos caminos o lineamientos de la inteligencia humana
han llegado tan lejos, al punto de considerar el rotundo desapego hacia
la propia realización del propio camino que señalan, o,
a la negación de aquello mismo que pregonan.
Por lo tanto, la aparente oposición contradictoria orientada
a la complementariedad, corresponde a la Sabiduría Taoísta,
porque al mismo tiempo ésta es la base de la vida.
Así, comprender la paradoja de lo contradictorio, es la Filosofía de Tao.
Entender los opuestos complementarios, percibir la semejanza de los extremos,
y reconocer el equilibrio del término medio,
son los tres fundamentos filosóficos del Pensamiento Taoísta.
Cuya tesis asegura que la vida debe ser entendida de este mismo modo
si es que se intenta educir un cierto grado de inteligencia.

El Camino hacia el Tao es simple alegoría,
porque desandar cada paso es su meta primordial.
Asimismo, la iluminación es mera utopía,
porque la claridad de Tao es total oscuridad.
La Realización Última del Ser es pura poesía,
porque hasta la Esencia más básica de Conciencia,
carece de término o final.
¿Cómo entonces puede hablarse de Realización Última?,
si esencialmente hablando
no hay nada que sea último, como nada hay que sea primero.
Quien asume esto despierta a la Realidad de la Verdad Existencial,
aquella que inevitablemente amanece con la maduración espiritual.
De hecho, la Naturaleza más espléndida
se pone de manifiesto conjuntamente
con el Despertar de la Conciencia expandida;
como también es cierto,
que la Vida más preciada se encuentra
en la profundidad del Verdadero Ser Esencial interior.
Porque la infinita Existencia se proyecta
en la Dimensión del Espíritu trascendente que experimenta
el alba de su vasto potencial latente.
Pues, quien es capaz de contemplar con los ojos del Alma,
puede captar entonces la maravilla incomparable de Tao
extendido en el horizonte de la vida cotidiana;
ya que nada se asemeja a la honda vivencia
que destila la compenetración meditativa
de la introspección subliminal.
Quien conoce esta llave y sabe cómo estilarla,
abre el cofre de los dones internos que extractan
conciencia y sentimiento de plenitud.
La introspección es la llave.
Porque sólo en este espacio tangencial del mundo interior,
se procesa la conexión psíquica con la Unidad Cósmica,
que refleja nítidamente al Ser Humano en su total integridad.
Y es en este grado de suma sensibilidad,
cuando se establece la auténtica Identidad con lo Esencial
que palpita dentro y fuera de cada individualidad.
Pero más allá del ego y de la personalidad.
De este modo, el Despertar del Ser Sublime
que amanece junto con la Verdadera Naturaleza Interior,
se evidencia cuando el crecimiento personal
ha completado su propio ciclo de maduración.
Porque cuando el desenvolvimiento interno señala el momento más adecuado,
renace el Espíritu Psíquico a un nuevo Estadio de enorme Plenitud.
Es entonces cuando el Centro de la Conciencia
se enraíza profundamente,
haciendo que todo conflicto y obstáculo
seda camino a la trascendencia.
Porque a veces, lo sencillo parece difícil,
tanto como lo básico a veces parece complejo,
y entonces lo que era simple se torna complicado.
Es la distorsión que a veces invade a la visión humana sobre
la vida y la felicidad.
Por eso, para quien ha entrado en la corriente natural del Tao Interior,
nada sale fuera de su curso, esté de pie o de cabeza,
esté al derecho o al revés, esté erguido o torcido,
puesto que el sabio sabe que todo se acomoda a su propia Naturaleza.
Es así como el Tao fluye curvando lo recto y enderezando lo curvado,
alisando lo desparejo, y arrugando lo asedado.
Porque el Tao quita donde hay mucho y pone donde hay poco;
pule las aristas y afila lo redondeado;
enaltece lo insignificante y rebaja lo preponderante,
logrando que hasta el liliputiense corpúsculo entrone la Divinidad.
Así los reyes y monarcas pierden su opulencia,
y el proletariado encuentra su grandeza.
Porque nada está predeterminado;
y así como el ser humano hace, el Tao deshace,
conformando el equilibrio natural de todas las cosas.
El Tao remodela lo exagerado y reconvierte lo ineficiente.
Por eso, el discernimiento moderador es la senda de la sabiduría,
que posibilita a quien ha logrado sobre desarrollar su sensibilidad, y,
que al mismo tiempo ha expandido su conciencia,
pueda rescatar lo valioso de lo despreciado o negativo,
como así también pueda percatarse de la calamidad
que conlleva la abundancia tan apreciada.
Es el caso de valores tales como la soledad, el dolor,
la enfermedad y el sufrimiento, de los que se puede extraer algo positivo,
o aspectos tan nefastos como el despilfarro por abundancia,
la avidez del consumo desmedido por la exagerada solvencia,
y la decadencia interior que genera la posesión sin límite,
de lo que nada positivo se puede extraer.
Porque uno por negativo, trae replanteo y crecimiento,
mientras que el otro, en cambio, considerado positivo,
acarrea decadencia e insatisfacción.
Por eso, reconocer lo positivo de lo negativo y lo negativo de lo positivo,
es el Arte Taoísta del Yin Yang correspondiente al Tai Chi del Tao.
Comprendiendo acabadamente esta Ciencia,
puede sobrellevarse toda circunstancia,
aceptando plenamente en el corazón,
que nada es definitivamente malo
ni nada es definitivamente bueno.
Porque todo bien tiene algo de mal,
y todo mal tiene algo de bien.
Y así, aquello que es causa de regocijo, es la semilla de la frustración,
y aquello que es inexorable desgracia,
es la materia prima del crecimiento interior.
Por eso, en quien ha germinado la Sabiduría Suprema de Tao,
le resulta muy fácil asimilar la utilidad de lo inútil
y distinguir lo inservible de lo que sirve.
Porque ver sólo el provecho de lo útil
es algo que pueden hacer todas las personas,
pero reconocer el valor intrínseco de lo desechado o inútil,
es propio de quien ha Despertado.
Sólo una mujer u hombre iluminado puede extraer de la miseria una virtud.
Dicen tanto Lao Tse como Chuang Tse:
Aquello que no es de utilidad alguna, es el fundamento de Tao;
mientras que, todo lo que es útil para la manipulación mundana,
termina distanciándose del estado armonioso de Tao.
Es de entender entonces, la razón por la cual quien está inmerso en la ilusión
alucina fábulas entretejidas de realidad engañosa
hasta la profunda decepción por los reiterados desengaños;
desengaños que el Tao proyecta como
consecuencia del mismo sueño fantasioso.

La verdadera importancia no estriba
en las cosas por lo que exactamente son o no son,
sino que en realidad,
lo verdaderamente importante radica en el valor que se les da.
De esta manera,
si se trata de algo trascendente pero se lo ignora, pierde su sentido,
entonces no significa nada;
y si se trata de algo insignificante que se lo sobreestima y sobrevalúa,
gana un gran propósito.
Por lo tanto, al efectuar un balance de conciencia,
no es el Camino en sí lo que cuenta,
en cuanto a que si es de derecha, de centro o de izquierda,
sino, que lo que realmente cuenta,
es el modo y la forma en que se lo ha transitado y recorrido.
Porque respecto a la Conciencia expandida,
no está en juego el fin altruista que se haya propuesto,
sino que lo que realmente pesa, son los medios para alcanzarlo.
Pues, absolutamente todos, ricos y pobres, nobles y plebeyos,
venimos y nos vamos de esta vida esencialmente de la misma manera,
ni más ni menos;
sin embargo se establece una marcada diferencia
sólo por el modo en que se vive,
no por lo mucho o lo poco que se tenga,
sino por la amplitud de Conciencia que haya despertado y
se haya vivenciado a lo largo de la vida.
Porque bien vale más vivir un instante de Conciencia,
que vivir cien años inmerso en la indiferencia que
arrastran a tan mayúsculo descontento.
Ya que no hay mayor ignorancia que la inconsciencia
ni mayor desatino que la indiferencia.
Como así tampoco existe mayor riqueza atesorada por el ser humano,
que la satisfacción y la plenitud
que derivan de la sensibilidad de la Conciencia expandida;
porque es fuente de alegría tan sólo el vivir presente.
Y es por demás claro, que sin ella, sin un grado de Conciencia,
aunque se posean cuantiosos objetos materiales,
inexorablemente se infecta el espíritu con la insatisfacción cuando
se vive ausente, debido a que la vida ha perdido su sentido esencial.
Contentarse con lo simple, representa la actitud primaria de la visión taoísta.
Y lo simple es llegar a ser sencillamente simple.
De este modo, muchas veces
lo que es inentendible se esclarece,
y lo que es obvio y rutinario llega a sorprender.
Esta es la Naturaleza Esencial de Tao,
y se encuentra al alcance inmediato de quien amplíe
su Mente y abra su Corazón.
El que quiere entender que entienda,
porque la iluminación más trascendental
sigue siendo un asunto de la propia voluntad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Wikipedia

Resultados de la búsqueda