Por aquellos entonces, en
medio de la invasión japonesa, Tsunkuen-Ma (馬存坤), era funcionario. Cuando el ejércitos invasores
llegaron a su pueblo, Ma, dejó su puesto para defender a su gente en las calles
y estar junto a ellos. Sus propios empleados lo tuvieron que desmayar en pleno
combate para sacarlo de la zona de conflicto. Lo precisan vivo, y no muerto tal
como Tsunkuen-Ma había decidido terminar defendiendo a su pueblo. Ma, fue muy
respectado por sus valores, fue una persona de muchísimo conocimiento y muy
filoso como escritor, además de ser un practicante de shaolín-kungfu desde
temprana edad. Luego de la invasión japonesa trabajó ocupando un puesto
jerárquico en un diario reconocido. Más tarde, con la revolución comunista de
Mao, Tsunkuen-Ma, se posesionó firmemente del lado de quienes defendían sus
derechos y por eso fue asediado, al punto de ser utilizado como un ejemplo de
ejecución para amedrentar a sus conciudadanos. A gran escala fue una política
de miedo que se impuso en toda China con buenos resultados para el nuevo
gobierno que se imponía. Allí, en ese tiempo convulsionado, a Ma se lo dio por
muerto en un enfrentamiento contra las guerrillas. Cruzó a Taiwán, y allí se
quedó un tiempo con fines de retornar y volver a su familia, hasta que lo
fueron a buscar allá. Entonces, se marchó a Malasia donde tuvo que rehacer su
vida. Allí se destacó como profesor de actividades deportivas y supervivencia brindado
a los grupos de jóvenes en la Escuela Superior de Cultura China en Malasia
(como se puede apreciar en la foto que comparto más abajo), llegando a ocupar
el cargo de director de la Escuela. Por sus capacidades extraordinarias e
inteligencia fue nombrado Intendente de Tang-Tu (1946) y asumió ese rol hasta
el año 1948, con 39 años de edad. En ese momento fue detectado por las fuerzas
militares de China Continental, por lo que tuvo que salir clandestinamente de
Malasia. Recorrió varios países hasta detenerse en EEUU por unos años.
Finalmente decidió radicarse en la Argentina donde transmitió el Taichichuan y
el Chikung durante los últimos 15 años de su vida, cosechando centenares de
discípulos en este país, en América y Europa.
En
las fotos inéditas que comparto de mi álbum personal, se ve al maestro Tsun Kuen Ma 馬存坤 enseñando técnicas de supervivencia
a los niños, con su alumnado de jóvenes adolescente en el área deportiva y, dirigiendo
una competencia cuando fue docente en la Escuela Superior de Cultura China en
Malasia durante su periplo como refugiado.
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