sábado, 13 de diciembre de 2025

alquimia interior taoísta - parte 4

alquimia interior taoísta - parte 4

Introducción:  Postura Bambú.
Sonrisa Interior y Péndulo.

En la Postura del Bambú, de pie, con las piernas juntas, acercando los tobillos entre sí (los maléolos internos) lo más posible, destrabando las rodillas mediante las piernas levemente flexionadas, al punto de que las rodillas no superan las puntas de los pies. Manteniendo el eje erguido de tal manera que la cadera no se desvíe hacia atrás ni la pelvis hacia adelante, sino, antes bien, manteniendo la alineación entre el centro coronario y el centro base Bai Hui - Hui Yin. Dejando que los músculos abdominales se distiendan, relajando el bajo vientre; despegando las vértebras al empujar la columna hacia arriba, y al mismo tiempo, se ha de percibir la doble fuerza Yin Yang, es decir, la fuerza Yin de la gravedad que empuja los hombros hacia abajo y la fuerza Yang de la conciencia que estira el centro coronario hacia arriba, alargando así el cuello y despejándolo de tensiones y peso.

Aflojar la mandíbula, distender los músculos del rostro, precisamente las mejillas y la frente, y visualizar una sonrisa en los labios. Tomar conciencia de la respiración profunda y evitar la respiración superficial. Respirar lentamente y evitar toda aceleración.

Percibir que con cada bocanada de aire la sonrisa ingresa más y más adentro. La respiración y la sensación de la sonrisa se vuelven uno solo y con ello comienza a manifestarse el Aliento de Vida Subliminal. Percibir que la sonrisa viaja con cada respiración, y entonces, la sensación de la sonrisa se vuelve como una caricia interna que recorre todos los órganos y como una lluvia de energía externa que cubre todo el cuerpo. Y esta sensación externa e interna recorre cada centímetro del cuerpo desde arriba hacia abajo (siempre en esta dirección); primero llenando la cabeza, el cerebro y el cuello, entrando en cada órgano y glándula, como ser, en los ojos, en los oídos, en los hemisferios, y en la pineal, la pituitaria y la tiroides. Y de esta manera hay que recorrer cada tejido, cada músculo, cada hueso y articulación, pero también cada centro de energía, pasando por el pecho, la espalda, por los pulmones, el corazón, el estómago, el hígado, el bazo y los riñones, hasta llegar al bajo vientre y percibir (como dicen los Taoístas) el Tan Tien Sonriente.

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